Lo que nunca debió pasar

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Shadow se encontraba tumbado en la madera húmeda de una alta rama en el corazón del bosque, pensando en todo y en nada al mismo tiempo.

Se pasó los brazos magullados por su cabeza vendada y sintió el agudo dolor que se movía bajo su piel. Los músculos le eran más pesados de lo normal y sus temblorosas piernas apenas habían aguantado la carrera hasta ahí, pero la verdadera agonía fue el trepar por el tronco.

Maldita sea el no tener energía Chaos de reserva.

Sin embargo, a pesar de sus peripecias al escapar, se permitió el disfrutar de la inefable noche donde las estrellas refulgían sobre el ébano cielo con la luna incompleta luciéndose en el centro.

El frío viento meció las hojas de los árboles con un arrullo apenas perceptible que coló en él una sensación perdida.

Mirando desde una rama hacia la lejanía observó como una estela azul barría en un destello los verdes prados.

—Carajo—no necesitaba quedarse más tiempo ahí para saber que esa incesante luz lo perseguía. Lo buscaba.

El erizo se apeó del árbol y saltó con dificultad. Un gemido lastimero salió de sus labios al sentir sus piernas fallar y doblarse.

Sus ojos evaluaron la oscuridad y comenzó a andar entre temblores y malas pisadas a la par que sentía la sangre resbalar por su cuerpo, humectando lentamente su piel.

—D-demonios—farfulló para meterse lentamente entre las raíces sobresalientes de un viejo sauce al escuchar un silbido cercano.

El faker no podía estar lejos.

— ¡Shadow!—un grito sacudió su pecho como una avalancha— ¡Shadow ven por favor! ¡No puedes andar así!

Y antes de que pudiera preverlo, Sonic apareció frente a él con un gesto de alivio y congoja.

—Shadow...—susurró avanzando con cautela, como si el erizo negro pudiera saltarle encima en cualquier momento—. Vamos, no te pongas así...

Ojos carmines le miraron con aprehensión, ¿cómo osa decir eso? El era la Última Forma de Vida Perfecta, no necesitaba más ayuda de la que él pudiera darse.

Lárgate—un grito ronco hizo a su rival retroceder de un salto—. ¡Déjame tranquilo idiota!

Se puso de pie como pudo, recargándose en las rugosas superficies de los árboles, tanteando con las yemas la oscuridad que le instaba a desaparecer.

La sangre seguía manando en un lento borboteo de cada una de sus extremidades, sopesando el como la vida se le escurría entre cada maldita gota.

El dolor le cegaba, era demasiado para soportar. Su mente libraba una batalla entre mantenerse en pie o rendirse ante la desesperación de su cuerpo.

Faltaba el aire, pero sobraba miseria.

¿Cómo fue que vino a acabar así?

Solo fue un mínimo descuido, uno solo...y todo fue a parar a la mierda.

Debió de haber intuido que cuando Eggman estaba más que dispuesto a entregarle la información que él anhelaba desde que piso la Tierra al despertar, era demasiado bueno para dejarle ir. Pero es que ese viejo bigotudo sabía donde clavar el puñal para volver a tenerlo frente a frente cumpliendo nuevamente sus mandatos.

Hacer su trabajo sucio.

Jamás creyó volver a ser utilizado como conejillo de indias y ahora helo aquí, temblando de impotencia para difuminar las lágrimas que amenazaban con correr.

El olor a hierro se intensificó y le mareaba. Respirar le mareaba.

¿Por qué no sanaba?

Se llevó una mano a la cabeza para sentir sus ojos palpitar con un ritmo enfermizo.

Oh Chaos.

Que mal estaba.

—Tengo que llevarte con Tails, Shadow—replicó Sonic con énfasis mientras caminaba donde él para prevenir una potencial caída por parte del veteado—. No puedes resolver esto solo.

Shadow negó frenéticamente por toda contestación al sentir la lengua reseca.

—Shad—irises verdes le miraron con tristeza. El erizo gruño al escuchar el sobrenombre—, no te hagas el fuerte. Hoy no.

Sonic acortó la distancia que los separaba y pudo ver el cólera que se extendía como un incendio en su interior.

El azulado extendió una mano para ayudarlo a levantarse de entre su escondite de madera en la que se había encerrado pero él la aparto con brusquedad.

— ¡Cállate!—murmuró al sentir su vista nublada—, ¡vete!

Un rugido atronador se abrió paso por su garganta que terminó por destrozarla.

La presión que amenazaba con explotar su tórax se volvió más intensa que nunca y todo comenzó a dar vueltas.

Su lacerada espalda encontró la hojarasca del suelo antes de que pudiera decir algo más.

La vista se le desenfocó y lo último que recordó ver eran las estrellas hechas haces de luz con la luna riéndose de su jodida suerte.

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Sonic tomó entre sus brazos el cuerpo maltratado de su enemigo, aprisionándolo largo rato contra su pecho como si temiera que se escapara otra vez.

—Oh Shadow, ¿por qué no dejas hacer nada por ti?—suspiró al ver las heridas que surcaban entre cada poro de su piel oscura.

A grandes zancadas salió del bosque y apenas llegó a terreno plano corrió lo más rápido que jamás creyó poder.

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Sé que es cortito pero lo hice con amor *corazoncitos mil*

Espero le haya gustado -3-

¡Cuídense y gracias por leer!

No te dejaré caer...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora