No te dejaré caer...

No eres el único

¡Lamento demasiado la ausencia tan larga! D:
Sé que no puedo justificar este lapso tan largo de desaparición pero les juro y perjuro que el amor está aquí y me esforzare todo lo que pueda –y más allá–para traerles este bonito Sonadow que ya camina solito :3

¡Gracias a todo por su apoyo!

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Sonic despertó en la sala con la intensa resolana de medio día a punto de derretirle la piel.

Con un largo bostezo el erizo se despabiló sobre el sillón, tanteando sus mejillas calientes que el sol ya había tostado.

—Creí que ya casi se te cocinaba el cerebro—Tails rió suavemente tras él sentado en el comedor con un desastre de papeles, matraces y maquinaria esparcidos a su alrededor—. ¿Quieres desayunar/comer algo?

Tallándose los ojos resecos con ganas, se puso de pie pesarosamente para caminar a la pared más cercana. Ni de loco pasaría en ese campo minado que Tails ya había proclamado como su puesto de trabajo temporal.

— ¿Shadow ya despertó? —murmuró recargando la cabeza en la dura frialdad del hormigón.

Porque la verdad él seguía dormido.

Ayer no había podido pegar el ojo en lo que había quedado de noche, y contemplar el amanecer no bastó para arrullarlo lo suficiente.

Sentía el cuerpo pesado y el alma rota. Ni pregunten el por qué ya que ni él mismo sabía.

¿Shadow merecía tanta preocupación de su parte?

Durante todo el sueño pudo sentir que el oxígeno se negaba a entrar a sus pulmones y su corazón no paraba de querer romper su esternón entre cada latido.

El picante sudor no lo dejo disfrutar el frescor de la poca madrugada como hubiera querido y tuvo que luchar contra sus pies al alba para no subir las escaleras a verificar que Shadow siguiera en cama con su mal humor.

La situación lo había sobrepasado por mucho. Demasiado.

Jamás olvidaría aquella sensación que lo había embargado lento, con una calma desesperante, cuando descubrió al erizo oscuro lamentarse entre las sombras de un imperio extinto.
Sus lágrimas semi tintadas de rojo no hicieron más que oprimirle el estómago con una fuerza descomunal que nunca había experimentado, y la debilidad que su cuerpo irradiaba le provocó un escozor terrible en los ojos.

Quiso llorar a la par que él y no lo entendió. Quiso tumbarse a su lado a la espera de la muerte y lamentarse hasta que la garganta se le quebrase sin razón.

Jamás había sentido tanta necesidad de sufrir por alguien.

Y menos por Shadow.

Chasqueó la lengua quitándose el mal sabor del destrozo.

Era demasiado que procesar para tan poco tiempo.

Ruido blanco floreció a sus oídos.

Era demasiado complicado para siquiera creer que fuera real...

Después de que Tails se hubiera marchado a su cuarto al término de la noche, dejándolo atrapado en el silencio abrumador que arañaba su habitación, no pudo evitar acercarse a su cama donde Shadow dormía. O al menos trataba de hacerlo.

Sentándose a los pies del colchón se quedo mirando a través de la ventana para acallar a su inquieta cabeza.

—Oye—un quejido apenas audible le hizo salir de su trance para encontrar una mirada carmín quemándolo con la intensidad de mil soles.