Capitulo 1: El comienzo

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Disclaimer: Hellsing le pertenece a Kouta Hirano.

Fic regalo a LechugaPagana  integrante de la "mansión Hellsing". Quien pidió:

"Un AxI de romance oscuro, nada muy romántico o rosa; donde Alucard la convierta contra su deseo "para salvarle la vida". Me gustaría que se centrara en los sentimientos de Alucard al no querer perderla (necesidad y egoísmo, quizás) y la lucha de ella para acostumbrarse (¿o no?)."

Espero haber cumplido tu deseo.


Un caballero de ojos rojos y abundante cabello negro se encontraba sentado en un sillón antiguo, frente a él observaba la papelería de las misiones que tendría que resolver, estaba preocupado, una emoción que jamás lo embargaba, él a sus siglos y con toda su egolatría, ya no se preocupaba por cosas mundanas como eran envejecer, las cosas materiales o la muerte; Después de todo, él era el "rey de la no vida", había vagado por siglos sin sentir angustia o temor de aquello que se burlaba en su cara todos los días, había visto la vejez en varios de sus camaradas e incluso enemigos, y ahora que había regresado una vez más triunfal de la muerte al vencer el plan que había ideado el mayor Max Montana, volvió por ella, pero olvido su condición humana; Y aunque no se lo demostró, la preocupación lo embargo al ver a Integra con cincuenta y dos años.

Seras, su incipiente le confesó, que Integra se veía envejecer día con día, preocupada de que él la encontrara como al "viejo Walter", esperándolo, sin que este apareciera, pero él lo sabía, después de probar la sangre del dedo de su ama, se dio cuenta que esta seguía siendo virgen, y aunque su piel se encontraba ya con arrugas y tenía cierta fatiga por la edad, aún conservaba esa fuerza interior y ese carácter de hierro que a él le fascinaba. Pero la duda era si en verdad Integra lo estaba esperando a él, para darle su lugar como su "conde".

Intento dialogar con ella, atrás habían quedado las propuestas entre bromas o en doble sentido, Alucard tenía que ganarle al tiempo, pero ella se mantuvo firme, prefería morir con su "dignidad" de Hellsing, defendía su postura, con argumentos que para el vampiro no tenía sentido, ella quería seguir siendo humana, la frustración embargaba al monstruo, es que acaso su ama no dejaría de ser tan terca.

El nosferatu se levantó del sillón, después de pensar en todos los pros y contras, decidido y cegado por una necesidad que le dictaba que debía de actuar, debía de ser ella y solo ella su "condesa", además no había otro líder mejor que ella para seguir eternamente a cargo de Hellsing, pero a pesar de estos argumentos sabía que Integra lo despacharía de nuevo, con sus aires arrogantes que a pesar de volverlo loco, no por eso lograban dejar de molestarle.

Seras no le ayudaba, decía que la Sir quería morir con dignidad, lo alentaba a que podría conservarla como ella tenía al "capitán", pero no, él no quería solo su alma, la quería completa, la quería para él y así a pesar de que tal vez ella lo odiara para siempre, ideo un plan, solo esperaba una fecha "especial" para llevarla a cabo.

Integra despertó, estaba desesperada, no sabía dónde diablos estaba, sus recuerdos era vagos de aquella noche, y por segunda vez en su vida tuvo un miedo a lo desconocido, volvió a sentirse una niña desamparada, como aquella noche donde su tío Richard la atacó, pero ahora su "héroe", se convirtió en el villano que siempre había sido. Después de todo el no dejaba de ser un monstruo egoísta.

Tenía una idea de lo que había pasado, recordaba a Alucard irrumpiendo en su habitación, ella grito al verlo totalmente diferente de cómo lo recordaba, su cara en una mueca violenta, dirigido justo hacia ella, saco sus armas benditas, pero sabía de sobra que esto no le haría daño, y antes, él se hubiera detenido por los sellos que lo cubrían, pero al haber regresado, su dominio hacia él había desaparecido por culpa de la alma de Schrödinger; Integra descargo su pistola completa, pero esto solo daño el rostro del vampiro quien comenzó a reír al verla ya desesperada.

— ¡Alucard, te ordeno que te detengas! —suplico la Sir, cubriéndose con las cobijas de su cama, el vampiro sigiloso se posó sobre ella, desesperada lanzó un grito desgarrador — ¡Seras ayúdame!

— Ella no está en la mansión, le ordene que se fuera por esta noche, Integra tus ordenes no hacen efecto sobre mí... ya no — se burló el vampiro, mientras la sometía en la cama, donde Integra a pesar de su edad lucho con todas su fuerzas. — Esto será lo mejor para ti.

Después de eso no recordaba nada, su mente estaba como si de un vidrio opaco se tratara, pero ella sabía que el desgraciado chupasangre al fin lo había conseguido, la había transformado en un vampiro. Cuando abrió sus ojos (¡ambos! se había regenerado el ojo perdido) sin sus gafas que había tenido desde que era una niña y vio todo a una perfección sobrenatural, cuando percibió con sus manos la piel lozana de su rostro, sin una solo arruga o cicatriz, supo que él, la había cambiado.

— Y no en cualquier vampiro, mi Condesa, si no en mi igual — la voz grave de Alucard se escuchaba, mientras este se materializaba en su habitación.

— ¿Dónde demonios estamos?, ¡contéstame!— Reclamo ella desesperada una vez que sus ojos se adaptaron a la oscuridad de aquel cuarto, sintió en su cuello la marca de la mordida y desconocía la cama donde yacía.

— Te salve del destino humano, y así me agradeces, Integra no niegues que lo disfrutaste, o que acaso ya olvidaste lo ocurrido— dijo dándole una sonrisa lobuna, mientras se acercaba a ella, acechándola como un depredador a su presa —como reclame lo que me pertenecía, y tú no te negaste a dármelo.

—Eres un enfermo Alucard, no recuerdo nada — reclamó ella empujándolo, se negaba a creer que al fin había cedido a los deseos carnales de su mente— Contéstame ¿Dónde estamos? — dando un vistazo a el cuarto que tenía hermosas decoraciones, todas ellas visiblemente muy antiguas, y de un acabado singular, la cama tan enorme e imperial donde yacía, era la decoración central, así como un enorme espejo de acabado en oro viejo.

— En Rumania, mi condesa, en mi castillo —Se burló Alucard, dejándola ver por la ventana lo majestuoso del paisaje nocturno — después de todo aquí estarás alejada de Inglaterra y de esas responsabilidades de Hellsing que te impiden ser feliz— la animó, muy ufano.

Integra dio un suspiro, estaba en un país desconocido, no sabía lo que había ocurrido exactamente, solo sabía que era un vampiro recién convertido, que tenía una sequedad en su garganta y que no sabía si quería huir o no de él.

N.A. Vuelvo con la edición de este fic, que es mi pequeño bebé de Hellsing.

No he de verla morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora