Capítulo 1

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Simplemente quería escapar. Quería dejar de oír las voces que le gritaban una y otra vez 'monstruo'. Quería que su mente dejará de atormentarlo con los rostros de miedo hacía su persona. Él sólo quería dejar todo en el olvido. Pero su mente no cedía, haciendo que nuevamente se despertará sobresaltado, bañado en sudor y todo el cuerpo temblando cual gelatina.

El rubio se levantó lentamente de su cama, dirigiendo su mirada al celular que reposaba sobre la mesa auxiliar de su lado derecho, donde también se encontraba una pequeña lámpara. Deslizó su dedo para mirar la hora, faltaban pocos minutos para que sonará la alarma y alertará que era hora de despertar, por lo cual la apagó.

Miró un par de segundos al vacío, hasta que comenzó a caminar hacía el baño. Aún estaba temblando, pero ahora era menos que cuando se despertó.

Ya en el baño se miró un par de segundos el rostro, sus ojos marrones demostraban cansancio y las ojeras debajo de estos lo confirmaban. Su cabello junto al resto del cuerpo estaba tan sudado que daba asco.

Ya no aguantó más estar así, así que ingresó a la ducha.

Mientras el agua mojaba su cuerpo desnudo, no pudo evitar pensar en la pesadilla que había tenido, las personas que antes le tenían apreció y los amigos que hizo fueron desvanecidos por el odio y terror hacía él. Era apenas un niño cuando tuvo que soportar los insultos de todos. Aunque él comprendía eso, ¿quién no sentiría miedo al ver como un auto arrolla a un niño y éste salga sin ningún rasguño? Claramente nadie, pero esos comentarios le dolieron tanto que hoy en día es algo que no puede superar.

(...)

—Kanbara-senpai —una voz un poco lejana llamó la atención del mencionando, quien giró sobre sus propios talones encontrándose con Kuriyama, una joven de baja estatura, piel pálida y ojos marrones, pero eso no llamó la atención de Kanbara, sino esas gafas en un tono rojizo que cautivó su enfermo corazón.

—Kuriyama-san —le dedicó una gran sonrisa para inmediatamente buscar entre libros, bolígrafos y cuadernos una caja considerablemente grande. Al tenerla entre sus manos se la mostró a Kuriyama, quien dudosa por lo que podría contener se acercó. Kanbara lentamente abrió la caja, dejando al descubierto un sin fin de gafas de todo tipo de estilo y color.

—Que desagradable —Kuriyama se alejó mirando con un poco de asco a Kanbara, pero éste a pesar de las palabras de Kuriyama, sonrió con positivismo.

Esa sonrisa comenzó a expandirse al recordar cómo fue que conoció a Kuriyama, aunque se podría decir que no fue una excelente manera de conocer a alguien.

Algunos meses atrás

Kanbara caminaba lentamente en dirección al club de literatura donde los hermanos Nase los esperaban para comenzar tan "divertida" misión de lectura, pero su camino fue interrumpido por el pequeño cuerpo de una chica que a simple vista parecía ser una niña de no más de doce años.

Kanbara se acercó a ella con lentitud, no sabía qué hacía una niña en un instituto, además de que no podía ver su rostro porque estaba en cuclillas escribiendo sin parar en su celular.

—Disculpa... —no logró terminar lo que estaba a punto de decir al sentir como algo grande y filoso atravesó su estómago, sintiendo ese gran ardor que se expandió por todo su cuerpo y sangre comenzará a derramarse.

En ese momento logró ver el rostro de la "niña", dándose cuenta que era una chica al parecer de su edad. Pero lo que más le llamó la atención fueron esas gafas rojas sobre su pequeña y respingada nariz.

Kanbara bajó lentamente la mirada para poder contemplar lo que lo había atravesado. Era un arma extraña, parecía una espada, pero la forma de ésta era poco común.

El rubio volvió a subir la mirada, brindándole una sonrisa a la chica de hermosas gafas y con lentitud comenzó a alejar la espada de su estómago, tomando por sorpresa a la chica. Una vez que logró quitar esa enorme espada de su cuerpo se dejó caer al suelo, mirando hacia el cielo que estaba a punto de volverse oscuro, pero el rostro de la chica se interpuso en su vista.

—¿Qué eres? —miró su rostro para luego mirar hacía la herida que había desaparecido.

Actualidad

La sonrisa que tuvo al recordar cómo conoció a Kuriyama se borró cuando su rostro y cuerpo se golpearon contra el suelo y una carga extra en su espalda comenzó a atacar. Kanbara intentó mirar hacia atrás, logrando captar a Hiroomi sobre él con una leve sonrisa en sus labios.

—¡Quítate! —intentó alejar a Hiroomi de su cuerpo, pero su lucha fue en vano, ya que no logró hacer que se moviera siquiera un poco.

—Infantiles —Mitsuki metía y sacaba de su boca una y otra vez una pequeña paleta de dulce mientras miraba a ambos jóvenes aún en el suelo. Pero Hiroomi al oír la voz de su hermana menor se levantó tan rápido que parecía ser flash.

—Te ves tan tierna enojada —intentó acariciar el cabello de su hermana, pero ésta tomó de la mano a Kuriyama y la llevó dentro del instituto, dejando a Hiroomi a pocos centímetros de lograr acariciar su cabello.

—Te ignoró —sacudió su ropa para librarse de la suciedad que se juntó por la caída —. Hiroomi —llamó la atención del pelinegro quien había hecho un puchero al ver como su hermana se iba, aunque no tardó en prestar atención al llamado de Kanbara —. ¿Cuánta es la posibilidad?

—No es momento de hablar de eso, Akkey —miró serio a su amigo —. Este lugar no es seguro, ¿de acuerdo? —tocó sus hombros para dirigirse dentro del instituto.

Kanbara asintió lentamente, debía ser paciente y esperar el momento adecuado para por fin hablar sobre eso con Hiroomi, aunque le costaba trabajo, ya que estaba en peligro su razón de vivir.


Claudisela.

Mi Razón De Vivir [Akihito×Mirai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora