[Capítulo Único]

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Sus pequeños y melancólicos pasos sin rumbo lo guiaron hasta allí, hasta su perdición, hasta el lugar en donde menos hubiese querido llegar, aquel cruel parque en el que se hallaba quien tanto lo había hecho sufrir.

1 año atrás.

— ¿¡Se puede saber desde cuándo tengo prohibido juntarme con mis amigos!? — Fue la angustiante queja que salió de los labios del rubio ante la demanda envuelta en celos del moreno

— ¡Por supuesto que no está prohibido! ¡Pero no puedo creer que hayas cancelado esta cita por estar con Tetsu! ¿¡Que tan importante era tu dichosa reunión!?

Nuevamente la joven pareja se encontraba discutiendo acaloradamente, luego de que Kise llegara de su junta con Kuroko, a la cual asistió con el peso de haber cancelado su cita con el peliazul.

— ¡Te he dicho ya que Kurokocchi no está en un buen momento! ¿¡Acaso no has visto lo fatal que se siente por la ruptura con Kagamicchi!?

— ¡Joder, ya lo sé! ¡Pero no es primera vez que cancelas nuestro planes por ir a consolarlo! ¿¡Cuántas más tienes en mente cancelarme, eh!?

Ambos estaban bastante enfadados, los celos cegaban a Aomine y no lo dejaban comprender la situación, a pesar de que lo que había dicho era verdad. Ryouta no iba a ceder, era un idiota orgulloso y no se iba aretractar de sus decisiones.

— ¡Entonces ve tú a consolarle si crees que es realmente fácil! ¿¡Tú también eres su amigo, no!?

Daiki no resistía más, su paciencia se estaba colmando y estaba a punto de soltar una gran estupidez, tan pero tan grande que lo harían lamentarse por mucho tiempo

— ¿¡Sabes qué, Kise!? ¡Tengo una idea mejor! Si tanto te preocupa él, ¡Entonces lárgate junto con Kuroko y deja de hacer que pierda mi tiempo!

Y es que no logró controlarlo, sus emociones cultivaron las palabras que le rompería el corazón a ambos adolescentes.

— ¿Eso es lo que quieres...? Bien... Me iré — Sentenció con una mirada decidida, pero que a la vez reflejaba toda la tristeza que sentía.

Aomine intentó detenerlo, pero las palabras no salían, sus pies no hacían caso a sus pensamientos de detenerlo, y sus manos empuñadas era lo único que en ese momento reflejaba la angustia que lo estaba consumiendo.

El rubio se dirigió con rapidez a la habitación que compartían, agarró un par de prendas, su móvil, y todo lo que le fuera imprecindible, se acercó a su pareja y le dedicó una última mirada. Por un segundo sintió el impulso de besarlo, e incluso se acercó lentamente a su rostro con esa intención, pero su mente controló su triste corazón e hizo que se alejara, cerrara los ojos con fuerza mientras fruncía los Labios y dejaba que sus ojos se humedecieran, negándole la vista de la cara de Daiki.

Las discusiones entre ambos eran cada vez más frecuentes, tanto así que Kise pensó que en este momento lo mejor era dejarlo aquí.

Ryota dejó escapar unas lágrimas, signo de su dolor. Se acercó con lentitud a la puerta mientras susurró con suavidez y tristeza.

— Terminamos — se escuchó antes de que el golpe de la puerta cerrarse se sintiera como cuchillos en el corazón de ambos.

Aomine seguía sin reaccionar, no podía asimilar del todo lo que sucedía, pero no pasó mucho hasta que el moreno caminara lentamente en dirección al sillón de la sala, con un semblante totalmente inexpresivo, en donde unas temerosas y débiles lágrimas se asomaron. La cabeza de Daiki estaba en blanco, y con lentitud, imágenes de él y él rubio fueron apareciendo, la declaración de aomine, cuando se hicieron novios, su primera cita, la primera vez de ambos, momentos felices que ahora no hacían más que torturar al peliazul.

Desvastado |Aokise - OneShot| [Kuroko No Basket]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora