De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó sino había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El dueño de la posada le preguntó "Y no le dió curiosidad"? él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: "Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale, lo mata y lo entierra en el quintal".
Harry siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa y ver a su marido. Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de Louis. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que el no estaba solo. Anduvo un poco más y vio que el tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, el corazón de Harry se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer, ya con la cabeza fría, él dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSO. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposo que siempre le fui fiel." Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando Louis le abrió la puerta y lo reconoció a Harry con su cabello largo, se colgó de su cuello y lo abrazó afectuosamente. Harry trató de quitárselo de encima, pero no lo consiguió. Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo:''Yo te fui fiel y tu me traicionaste''.
Louis espantado le respondió, "¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años". Harry entonces le preguntó, "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y Louis le contestó, "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO", Cuando te fuiste me aceptaron los papeles de adopción. Hoy él tiene veinte años de edad". Entonces, Harry entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposo Louis preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, Harry partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años de dedicación.