El hijo de dos mundos

Capítulo 1: La Despedida

     El bosque de Saratur es un lugar pacífico y agradable, el único ruido que se puede escuchar es el cantar de las aves entre los árboles, un ambiente cálido y sereno donde los animales viven tranquilos con un sol radiante el cual los arropa cada día brindándoles esa gran seguridad y tranquilidad que tanto aprecian y disfrutan.

     La verdad es un gran lugar para vivir, me encanta vivir aquí, lástima que pronto tendré que marcharme. No quisiera, pero es mi deber, además dudo que Rakshata siga aguantándome por más tiempo. Disfrutaré los últimos momentos que me quedan en este lugar, así que me apresuraré en dispararle una flecha a ese ciervo en el cuello para el menos irme con un almuerzo muy sabroso.

     Bien, de regreso a la cabaña de Rakshata, espero esté de buen humor, y si no, estoy seguro que este ciervo le alegrará el día. Pero seguro si lo está, el día es hermoso y adoro el asombroso espectaculo que se forma al ver como los rayos del sol atraviesan el follaje y se posan sobre el techo de madera y tejas de la cabaña rústica de madera, de dos pisos, a la que llamo casa, donde se encuentran descansando tres pajaritos uno amarillo, uno azul y uno morado; y sobre el pequeño lago cristalino, donde se encuentran unos cuantos peces de colores diversos, que refleja los ultra violeta directo a mi rostro. En serio es una escena digna de un cuadro.      

-- ¡Hey Rakshata, ya regresé! he traido algo que seguro te gustará.      

     Que raro, no me contesta, seguro debe estar arriba en su habitación, será mejor que suba a ver que todo está bien. Pero, ¿qué demonios es esto?....     

-- Rakshata, ¿Por qué traes puesta esa armadura y llevas un par de espadas encima?    

     Rakshata siempre ha sido un gran amigo y un padre para mí, lo conozco desde que tengo memoria ya que él me crió después de que mi padre muriera y me dejara a su cuidado, toda mi vida he tenido una imagen muy tranquila y pacífica sobre él, si es verdad, él me enseñó a luchar y  a cazar, pero jamás lo imaginé vestido de esa manera.

     La respuesta de Rakshata a mi asombro fue lo que me sorprendió más aún.      

--Enzo, pequeño-- Detesto que me diga "pequeño" sabiendo, que ya tengo dieciciete años. --es momento de que me marche ¿Sabes por qué acepté cuidarte específicamente hasta este momento?--      

     Dudoso le conteste:

--Pues... porque ya estoy preparado para seguir mi camino y buscar a los asesinos de mis padres.      

     Como suponía, no era la respuesta adecuada, con Rakshata nunca lo es, debido a su reaccion  

-- Ash, se nota que has crecido mucho en cuerpo y espíritu, pero aún te falta desarrollar más la mente; a pesar de que superaste mis espectativas, aún te falta experiencia en combate para poder realizar la meta que tanto anelas... Si bien no apoyo la idea de la venganza...--  Aquí vamos de nuevo, voy a voltear mis ojos para demostrarle lo fastidiado que estoy de esucharlo decir lo mismo una y otra y otra vez.  --Los asesinos de tus padres son un mal muy peligroso que debe ser erradicado de este mundo, no tienes ni idea de los males que representan para esta tierra; y por las circunstancias en las que me encuentro no estoy en posición de impedirtelo. Lo que significa que no tengo más opción que dejarte ir, pero no te voy a dejar hacerlo solo.

-- ¿Acaso piensas venir conmigo?-- Le pregunté. 

     Él se voltea con una cara de tristeza y lamento mientras me responde:      

-- Eso quisiera muchacho, eso quisiera, pero en estos momentos me necesitan en otro lugar para enfrentarme a un peligro mucho más fuerte y devastador que el tuyo, he sido llamado por mi pueblo en el norte. La guerra contra los humanos ya se acerca y no solo los elfos participaremos; centauros, minotauros, faunos, hadas, hombres lobo, ninfas, incluso hasta los gnomos lucharán. Durante estos años han reducido el número de nuestra gente, pero si todos unimos fuerzas podremos hacerle frente a los humanos. Aunque espero que todo se resuelva de una forma pacífica.