Taeil se hizo Ia señas de la cruz, luego de terminar de rezar. Su corazón se sentia limpio y puro, amaba ese sentimiento. Se puso de rodillas y admiró al Cristo que colgaba sobre la gran cruz en la pared. Cerró los ojos, decidiendo rezar un poco más.
Por otro lado, el pequeño Donghyuck salió de la charla sobre sexualidad a Ia cual su madre Io había obligado a ir en Ia iglesia.
Cuando este pasó por al lado de Taeil, no se miraron. Cuando salieron de la iglesia uno detrás del otro, no se miraron. Cuando empezaron a caminar uno al lado del otro en calle, no se miraron. Cuando entraron al mismo edificio, no se miraron. Cuando ambos tocaron el botón del cuarto piso en el ascensor, no se miraron.
Cuando Taeil abrió la puerta del departamento dejando pasar a Donghyuck primero, no se miraron.
Y cuando ambos finalmente se encontraron a solas entre esas cuatro paredes tampoco se miraron, porque estaban muy ocupados besándose.
Las manos de Taeil se pasearon con desesperación por debajo la camiseta del menor. Donghyuck rodeó el cuello del rubio, en ningún momento sus labios se separaron. El menor tomó un puñado del cabello de Ia nuca del otro, y con un impulso subió sus piernas a las caderas del mayor, enroscandolas allí.
Las manos de Taeil pasaron al trasero ajeno, un gemido escapó de los labios de Donghyuck.
Finalmente se separaron con los ojos cerrados. Donghyuck bajó bajó del cuerpo de Taeil y se acomodó las ropas. Abrieron los ojos e hicieron contacto visual, ambos sonrieron.
-Te extrañé hyung - dijo el menor en un tono bajo.
-Yo igual Donghyuck - respondió el otro tomando su mano y depositando un beso en ella.
-Hyung no quiero ir más a esas estúpidas charlas en la iglesia, solo intentan convencerme para que me gusten las mujeres. Yo solo quiero estar contigo hyung.
El mayor posó sus manos en las mejillas de Donghyuck.
-Escapemos, no tenía planeado preguntartelo ahora, sino más adelante, pero quiero que estemos juntos bebé.
Una sonrisa apareció en el rostro del menor. Lo abrazo susurrando un "si hyung".
Aunque no los aceptarán, aunque la gente los viera con asco, aunque muchas cosas estaban en su contra, ellos se amaban con fuerza, y eso era Io único que importaba.
