Una con la oscuridad.

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Después  de 80 años volví para dejar un poema e irme sigilosamente por otros 80 años.
Lo único que quiero decir es lo siento.
Whatever adiós.

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Sentada en un cuarto se encontraba Luz, una señorita adolescente cuyos problemas parecían  sin solución.
Como siempre a ésta edad la situación pinta ser una entrega sin devolución.Luz nunca quería faltar para sus amigos, lidiaba con depresión pero nunca fue impedimento para ser fiel a Luna y Stephan.
Nunca pensó que mayo del 1832 su depresión tomaría protagonismo en su corazón.
Sin ganas de levantarse, sin ganas de comer, todos los días en cama, carecía de poder, ni ganas de hablar, ni ganas de leer, sus cartas se acumulaban a más no poder.
Le deprima fallarle a sus colegas, que preocupados escribían sin respuestas, ella no se daba cuenta que poco a poco perdía sus presencias.
De vez en cuando contestaba, para que vean que les importaba, pero las cortantes palabras aparentaba carecer de importancia, menos líneas,menos palabras, las cartas desaparecían y ya no quedaba nada.
Stephan más que nada decía que no se preocupara, que la situación es normal que la depresión pasaba, pero Luz sentía que decepcionaba a Luna, su amiga que sin duda dolida quedó.
La culpa la calcomia, por descuidar a sus  amigos su relación con ellos se volvió una línea delgada de incomodidad.
¿Debería hablarle?, ¿Debería buscarle?. Eran los pensamientos de Luz.
Está molesta, de mi no querrá saber. Se respondía a ella misma.
Lo único bueno que tenía, lo que no se merecía,  una buena amistad arruinada de por vida.
Sin comer, sin dormir, luz ya no quería vivir.
Una noche de su casa salió hacia horizonte corrió  en busca de un puente en donde cuidadosamente sus zapatos quitó  abrió sus brazos y en la oscuridad se perdió.

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