~

124 12 6
                                    

Solo.
Así era como me sentía. Solo.

A pesar de tener a tantas personas a mí alrededor y contar con su apoyo y amor, me sentía solo.

"¿Por qué?" Se preguntarán.
Porque mi amado se había ido, incluso cuando le pedí que se quedara.
Oh, demonios.
Le pedí tantas veces que se quedara a mi lado, que sentí que mi voz abandonaba mi cuerpo.
Rogué y rogué tantas veces como mi voz, mentalidad y lágrimas me permitían.
Pero él decidió abandonarme, a mí y a mis sentimientos, a mí y a mis lágrimas eternas por él.

Incluso después de ya tanto tiempo sigo llorando, pensando, reclamando y gritando, desesperado.
¿Qué se creía como para irse así?
Estoy furioso.
Solo y furioso.
Y triste.

Su partida fue tan desgarradora que me partió el alma en millones de pedazos, pedazos que nadie ha podido volver a juntar.

Hay veces en las que escribo cartas para él, y aunque sé que nunca las leerá, sigo escribiendo, con la esperanza de que esos sentimientos abandonen mi cuerpo, dejándome descansar.

Probablemente se preguntarán entonces por qué sigo en este mundo, sufriendo.
Créanme que lo he pensado millones de veces, casi tantas como los pedazos de mi alma, pero al final siempre termino tirando esa idea a mí basura mental.

Porque... a pesar de haber sufrido con su partida, ahora también estoy disfrutando con lo que dejó.

Su legado es una pequeña niña, ahora de 7 meses en mi vientre.
7 meses en los que me he mantenido fuerte en este mundo para que nuestra bebé tenga una buena vida, para que conozca a su padre por medio de mis palabras, para que crezca junta a mí.

Soy un meloso, increíblemente cursi, lo sé, pero ¿qué quieren que haga?

Estoy pensando en cambiar la historia de la partida de mi amado por una mucho más feliz, pero termino en la conclusión de que todos deben saber la verdad.
Su muerte fue tan trágica que se habló de ella en las noticias, como siempre tratando de hacer consciencia.

Mi esposo venia de regreso de su trabajo, lo más probable agotado y aburrido; estaba ya a menos de dos cuadras de la casa cuando lo asaltaron, para finalmente apuñalarlo.

La policía no llegó rápido, pero la primera persona en llegar fui yo que había salido a buscarlo.

Nos encontraron tirados en el suelo, yo sosteniéndolo sobre mis piernas y acariciando su cabello negro ahora manchado con sangre al igual que sus prendas, mis manos y mis ropas.

Habíamos tenido una pequeña y susurrante última conversación, diciéndonos cosas que nunca nos habíamos atrevido a decir.

Y yo le decía, le suplicaba que se quedara a mi lado, que no me abandonara, pero al parecer tomó caso omiso de mis deseos.

Así que ahora me encuentro solo.
Solo con una pequeña en mi interior.

Triste.
Tristemente acariciando su rostro en el retrato de la sala.

Enojado.
Enojado con él por abandonarnos.

Frustrado.
Frustrado con el mundo.

Feliz.
Feliz por seguir aquí con una hija entre mis brazos.


Yo, Mikaela Hyuakuya estoy orgulloso de mi esposo y amor eterno: Yuuichiro Hyakuya y su legado.









~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
¡Hey! Aquí la escritora fantasma.

¿Qué les ha parecido esto? ¿Les gustó?
Espero que sí porque es una "recompensa" por haber borrado el fanfic "¿Quién te crees para volver así?"

Esta vez la trama es totalmente diferente, me di cuenta que sirvo para los one-shots con tramas tristes. ;'v

Este es un universo M-preg, lo que significa que el hombre también se puede embarazar (xd), y aunque veo seme a Mika, me valió kk y terminó como la madre. Xdxd -le pegan.-

Bueno, si les gustó dejen su comentario, voto, compartan y esas cosas.
Nos leemos.

~D.

~Sentimientos.~ //One-shot//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora