Llovía, fuerte y con ganas. Se inundaba la calle, era una de esas tormentas de primavera. Sonó el cuarto trueno desde que había empezado hace poco más de 10 minutos a llover. De repente escuche golpes en la puerta, me levante abrir.
-Tía, ¿qué pasa, no me has escuchado? - Una Marga enfadada y empapada me miraba alzando una ceja desde la entrada
- ¿Me vas a dejar pasar o qué?
-Si claro, perdona, estas como una sopa-solté mientras me reía.
-No tiene ninguna gracia, esta mañana hacia un sol espléndido, quién me iba a decir a mí que se iba a poner a llover así.
Había entrado en la cocina y se estaba quitando sus playeras de tela completamente caladas.
-Encima me he dejado las llaves en el trabajo y yo llamando y tu sin abrir el portal, menos mal que subía el vecino de abajo, ¿¿has visto cómo está?? Qué no le hacía yo a ese.
-Eres de lo que no hay, pero bueno solo te queda lanzarte creo que después de las vistas de hoy sabrá de sobra lo que le espera- le dije señalándole su camisa blanca que bajo la lluvia había pasado a ser casi transparente y dejaba ver su bonito sujetador lencero y sus grandes y redondos senos, la verdad me empezaba a parecer una vista excitante hasta a mí.
- ¿¿QUÉ??- fue corriendo hasta el espejo de su cuarto al verse se puso roja como un tomate- vaya espectáculo, y encima desaprovechado, si al menos me le hubiese lanzado- dijo haciendo un puchero.
Las dos nos echamos a reír ante esto último, me senté en su cama mientras se terminaba de deshacer de su ropa mojada. Su tanga era del mismo rosa claro que su sujetador. me quedé mirando cómo se perdía entre sus nalgas se deshizo de la parte de arriba y se giró a por su pijama de cuadros, y yo sin entender que me estaba pasando disimulé empezando a fisgonear en su mochila en busca de algún dulce, hasta que, ¡eureka!, di con una barrita de KitKat.
- ¡EH! ¡Que es la última! - dijo con un mohín mientras se afanaba en peinarse su rojizo cabello que empezaba a ondularse con la humedad.
-Pues ahora ya no queda nada, tendrás que comprar más. Oye, ¿quieres ver una peli? - le di el primer mordisco a la barrita, era de chocolate negro, así que no me iba mucho, pero un dulce es un dulce- Me apetece ver Amelie.
- ¿Otra vez? Emma la has viso cientos de veces- puso los ojos en blanco y salió en dirección a la cocina. - Voy a merendar.
-Pero es que me gusta mucho, además llueve y llevo un calcetín de cada color, ¿¿lo ves??-Me caí hacia atrás al agarrarme de las puntas de mis pies. Ahí tirada en su enorme y cómoda cama, en la que había dormido más de un par de veces, Marga tenía la costumbre de secuestrarme cuando le dolían los ovarios o liarme hasta tarde para ver pelis de terror, y claro luego entre el frío, la pereza y el miedo pues terminaba durmiendo con ella.
-Te he cogido el kiwi, mañana te traigo otro. - me saco la lengua y se sentó a mi lado a terminarse su improvisada macedonia. - Y yo veo ambos calcetines morados.
-Oye, era para mi cena. Además, no tienes ni idea de colores, el izquierdo es malva y el derecho es completamente lila. - le lance el cojín a la cara, y aprovechándome de su susto le robe la cuchara y me metí la cucharada llena de fruta en la boca y con esta aún llena le dije. - Ahfora mfe debfes um favog.
-Te vas a atragantar, que remedio, veremos Amelie... como compañera de piso serás genial, pero como amiga siempre vas a ser un coñazo. - me miro altanera y se empezó a reír.