Introducción

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El aire del dormitorio estaba viciado y caliente. Se oían las respiraciones pesadas de los cadetes que dormían tranquilamente en la estancia, un lugar teñido de marrón. Se giró sobre si mismo varías veces, mientras intentaba evitar un muelle que se le clavaba continuamente en los riñones. Había un ambiente calmado, pero el estaba tenso, rígido como una tabla. Escuchaba atentamente en la lejanía a los cadetes que estaban de guardia. La tensión le había agudizado el oído. En el baño se oía el gotear de uno de los grifos rotos. Una gota, dos gotas, tres gotas. Así de forma constante, una tras otra. Pensó que ya era la hora, calculando malamente las vigilias. Sin perder detalle de los ruidos de fuera, se levantó lentamente, deslizándose con suavidad. El negro Vallano roncó fuertemente. Se quedó inmóvil durante unos minutos, alerta. Llevaba puesta la ropa de calle, pues no se la había quitado ni siquiera las botas al irse a acostar. Tenía planeada esa noche detalladamente. Pasó por la cama de Jaguar, que tenía una expresión agarrotada de profundo asco. Pensó en lo terrorífico que este se veía, incluso dormido. Dio unos pasos vacilantes por el piso resquebrajado del cuarto, hasta llegar a una litera donde dormía un pequeño bulto plegado sobre si mismo, como si hubiera recibido un golpe en el estómago. Se tomó unos minutos largos observándolo, intentando identificar las partes de la maraña que dormitaba en el camastro. Lo miró fijamente hasta identificar una pequeña cara penosa y lamentable, Daban ganas de darle un puñetazo en la cara hasta hacerlo llorar. Con cuidado, lo agitó, mientras los muelles del camastro crujían, produciendo que los ronquidos de los compañeros aumentaran, resonando los de Vallano con mayor estruendo entre el resto. Se le erizaron los pelos de la nuca, mientras cesaba la agitación del cuerpo que estaba sujetando, el cual había comenzado a moverse por si mismo. Obvserbó atentamente como el chico abría con sobre esfuerzo lo ojos, que trataban de enfocar el contexto de la situación. Comenzó a impacientarse mientras el otro muchacho se incorporaba mirándolo atentamente, analizándoo como un objeto extraño de la estancia. Eso le produjo molestia, aguantando las ganas de zarandearlo para que se espabilara. Cuando e aseguró de que le otro estaba lo suficiente lúcido, susurro con una sonrisa: "Hoy es el día, Esclavo".

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⏰ Last updated: May 11, 2017 ⏰

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Poesía para el esclavoWhere stories live. Discover now