Príncipes azules

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En extinción se encontraban,

si de milagro con uno topaban,

lo torturaban, lo mataban,

en monstruo lo transformaban.

Me proclamé uno,

¡y ya estoy muerto!

Solo (,) escribo estos versos.

Atrapado pero seguro

desde mi (sin final feliz) cuento.

Naufrago dueño de la noche,

galopo veloz en mi caballo.

Huyendo de lo que un día,

un día me hizo tanto daño.

Perdiéndome por un camino sin rumbo.

Fundiéndome vacío como estaño.

La luna fue testigo de mi dolor

al huir de aquel tóxico amor.

Mi caballo fue suelo de mis lágrimas;

claras, abandonadas, olvidadas.

Semejantes a la luna que las contemplaba.

                                                                 El universo fue testigo de lo que di.

                                                                Di, di, di...y de regalo un puñal recibí.

Atrapado en esta dimensión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora