Llegada

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Un crujido venía con cada pequeño salto en el riel. Me hace sentir tan cómodo. Algo demasiado fuerte me haría pensar que el tren está roto, pero ningún sonido en lo absoluto siempre le da a mi cabeza la oportunidad de recordar cualquier memoria triste con la urgencia de visitar. Me pregunto cuando fue la última vez que sentí que podía hacer algo por mí mismo.

Aquí abajo es tan oscuro. Han sido días sin ver el Sol, e irónicamente, no puedo conciliar el sueño. Oh, y de verdad intento, porque lo más probable es que me pongan a trabajar tan desde el primer momento que esté de vuelta en tierra.

Mis ojos me están lastimando. Semejante grano de luz tan diminuto viniendo desde la lejanía en el túnel, pero eso es suficiente para infringir dolor en mi par de iris ahora acostumbrados a la completa oscuridad. Los muros a mi alrededor comenzaron a tomar color y textura. No tenía que seguir oyendo la pegajosidad. Ahora podía ver la superficie hecha de las tablas de madera tan espléndidamente mezcladas, raramente empapadas o cubiertas en motas de musgo.

Incluso había olvidado el color de piel de las personas enseguida de mí, aquellos que me acompañaron a través de esta larga excursión con sus voces. Si nos volveremos a ver y tener la oportunidad de recordar nuestros aspectos algún mañana... eso solo los dioses lo saben.

Estamos en costa, y me tengo que parar, pero mis piernas duelen mucho de tanto estar sentado (que de seguro será otra cosa que extrañaré), mas afortunadamente estoy al final de mi fila, así que lo puedo hacer lentamente.

Conforme mis ojos se ajustaban me di cuenta de que la luz no es normal aquí, hay un tono raro en ella. Sudoroso y abochornado por los cuerpos de aquellos que caminan conmigo y de los echados en el suelo, ya sea hambrientos y cercanos a la muerte, o la mayoría ya ahí. Al fin estoy afuera para hallar que estoy en todo menos tierra.

Toda esta playa está bajo el agua, en un modo extraño en gran medida. En frente de mí había arena seca con mercantes comerciando, marineros zarpando, trabajadores trabajando e incluso niños jugando, pero no puedo evitar sino girar mi cabeza arriba y no ver el azul del cielo, pero el azul del mar, con bancos de peces, tiburones, delfines, y vas cantidad de criaturas que los dioses pusieron en los océanos.

Doy paso en el muelle con el resto de las personas capturadas que lo lograron tras este inhumano viaje. Tomados de nuestros hogares y la mayoría de sus familias. Al menos puedo sentir una especie de alivio culposo ante el hecho de que nadie en mi tierra fue considerado útil, ya fuera por edad o enfermedad, o la mayoría asesinados solo porque resultaba divertido, así que no sufrirán ninguna de las horribles cosas que estos bárbaros me pondrán a vivir.

- ¿Qué tienes para mí este otoño, Askiro? - Dice en una lengua desconocida un hombre de abundante cabello y sonrisa al sujeto probablemente vendiéndome.

- Una patada en tus huevos para la próxima vez que me llames Askiro. Es Asguiaro.

- Oh, disculpa, pero no hablo estúpido o en lo que sea que tu gente balbucea, así que vamos derecho al grano. Necesito 4 mujeres y 2 hombres.

- Genial, así que 2 hombres para tu harén y 4 mujeres para los campos...

- Jódete.

El hombre muestra una risa de suficiencia mientras hace ademanes chistosos para invitar a su cliente. - Bueno, aquí tiene, elige sabiamente.

El hombre barbudo empieza a estudiarnos. Para ser un comprador de esclavos, sus miradas fijas no se sienten muy juiciosas, y parece que está preguntando por el valor de cada uno de nosotros. Hace que todos digan sus nombres, pero no a mí, lo intenta, gesticula tan bien como puede para hacerme entender que quiere que diga mi nombre... pero no lo hago.

- Ahora intentas darme retrasados, Astúpido.

- No luce como uno, probablemente solo es mudo. Pero igual, no me puedes culpar, sabes que solo tomo lo que sea que los piratas me den.

- Sabes que nadie más compraría a este, excepto por mí ¿cierto?

- Gracias a los dioses por tu compasión ¿quieres que aplauda?

- No, quiero que me lo des por la mitad del precio, y ahora eso es compasión.

- Oh, claro, y por cierto ¿no le gustaría a su majestad que también le chupe la verga?

- No ahora, Asculo, los 2 hombres son para eso.

- ¿La mitad del precio y qué más?

- Puedes libremente tomar planta tayma de mi granja todo el invierno.

- Abusaré.

- Espero que lo hagas.

No tengo idea que ocurre, pero he sido tomado. De algún modo me siento apreciado.

4 mujeres, un hombre y yo caminamos en linea con nuestras manos y pies aún con grilletes. Ir por la arena así me pone incómodo, pero es mejor que la ya cerca putrefacción que casi podía sentir en mis piernas de tanto tiempo sin usar.

Me pregunto si eso es lo que espera por mí, si la felicidad en mi vida vendrá ahora solo de esa forma, placeres pequeños e intrascendentes aquí y allá, durando momentos cuando mucho para ser seguidos por días enteros llenos de remordimiento, por ser esas cosas insignificantes las que yo buscaba aún cuando tenía opción.

Blossom EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora