Evadí por completo el hecho de que me llamara "colega", aunque me quedó cierta curiosidad del por qué lo había hecho; y más adelante me atreví a preguntarle, aunque en ese momento lo único que pretendía era entrar en confianza y evadía cada intento de discusión.
La celda era profundamente asquerosa y deprimente, despedía un olor a putrefacción vomitivo y no era para menos, se trataba del desagüe de los sanitarios de la prisión, era la peor celda dada de forma bastante irónica al peor preso que había habido en años allí.
Me detuve un momento a apreciar el panorama, sólo cuatro paredes extremadamente seguras y deprimentes, que te hacían creer que no existía nada más allá de ellas con un pequeño pórtico por donde ingresaban los guardias cada tanto con el único objetivo de infringir castigos y torturas a los confinados. Un catre improvisado de concreto con una esponja de grosor milimétrico y una almohada hecha de estropajos sucios y malolientes.
A penas podía moverse un par de metros dentro de esta infernal celda y la única esperanza de alivio era la ejecución.
Y he ahí, delante de mis ojos un ser humano sin esperanzas, a escasas horas de ser ejecutado por el sistema penitenciario corrupto, que juzga, tortura y mata a aquellos que delinquen en la vía pública mientras que ellos lo hacen en lo secreto.
Noté como mi silencio no pareció causarle ninguna reacción a Oswald, y simplemente siguió leyendo su libro de la literatura agnóstica, parecía un completo intelectual prestando atención ininterrumpida a su lectura; no tenía la mínima idea de qué hacer para romper el hielo, y en el momento de incomodidad que estaba pasando mi cerebro no pudo hacer más que preguntar...
-Y, ¿esta es tu celda?
Era la pregunta más estúpida que podría haber hecho, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento, es decir, no estaba hablando con Juan el tendero, era el asesino más reconocido en la ciudad y culpable de los más atroces crímenes que puedes imaginar; mi reacción no era para menos.
Oswald, por su parte, alzó su mirada hacia mi y con su cara deformada por los aproximadamente veinte tatuajes que tenía en ella, emitió una sonrisa un tanto tenebrosa pero burlona, luego de otro eterno silencio, por fin el convicto respondió
-De hecho- dijo con una voz extremadamente grave y temblorosa- tengo el honor de ser el primero en estar aquí, ¿te imaginas?- dijo viendo hacia el cercano horizonte de su celda pero como si estuviera viendo al mar abierto- el enorme aprecio que deben tenerme, para permitirme estrenar esta hermosa celda
-¿Te sientes privilegiado?- pregunté respondiendo a su afirmación anterior
-Bueno, tengo un privilegio que nadie había tenido antes, la soledad de esta celda
-¿Te gusta la soledad?
-Por supuesto, como dice una linda frase: "la soledad es el deleite de los sabios"
-Nunca lo había visto de esa forma, pero tienes toda la razón
-Pero además de eso, tengo otro privilegio aún mayor, un privilegio por encima de la mayoría de las personas en todo el mundo y en toda la historia- dijo con un tono de profundidad filosófica-
-Dime, ¿a qué te refieres?
-Pues imagínate, ¿quien en el mundo no querrá saber cuándo y cómo va a morir?, y yo tengo el privilegio de saberlo...
Su respuesta me dejó impactado, era tan extrañamente cierto que no hubo forma de refutarlo e incluso me hizo pensar que realmente era alguien privilegiado.
A parte de eso, debajo de todos esos tatuajes, perforaciones, agnosticismo y groserías yacía un ser muy intelectual, con una mente privilegiada y de profunda percepción de la vida, no era el típico pandillero que sólo pensaba en delinquir, beber, fumar y disfrutar sus fechorías, si no más bien era un ser noble, sabio e inteligente atrapado por alguna fuerza exterior que lo había convertido en el asesino más temido de la ciudad.
También me sorprendía que hasta el momento no hubiera tocado el tema acerca de Dios, ya que el sostenía un libro en su mano llamado "Por qué Dios no existe" y yo mantenía bajo el brazo un libro que decía "Santa Biblia"...
"menos mal que no ha mencionado nada sobre esto aún" pensé.... pero mi pensamiento fue demasiado precipitado.
De repente Oswald se levantó con su intimidante 1.85 de estatura y su voz extremadamente grave dijo,
-Durante los últimos tres años de mi vida, este libro se ha encargado de convencerme de que Dios no existe, que podrás hacer tu, para convencerme de lo contrario?
Inmediatamente un fuego se encendió dentro de mi,
-¿Es un reto?- dije desafiante-¿Tu que crees?- respondió con un tono que jamás imagine escuchar...
Era la guerra...
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Orígenes de un Asesino
Spiritual"Ojalá pudiera morir más de una vez, para poder decirte cuanto siento lo que te hice" Estas fueron las últimas palabras de un reo a punto de ser ejecutado en los Estados Unidos en el año 2,008; pero ¿que es lo que lleva a alguien a asesinar a otra p...