Tamara, Poco a poco me fuiste enamorando, con tus sonrisas, gestos, berrinches, sé que no es correcto enamorarme de la hermana de mi mejor amigo una adolescente de 15 años mientras yo tengo 24, me siento culpable por ello. Pequeña espero que no me odies, se que sientes algo por mi me hizo feliz que me lo confesaras pero esa felicidad no te la pude demostrar, no puedo estar contigo puede que no lo entiendas ahora pero es lo mejor para ti, fui frió contigo lo siento, perdóname, todo aquello fue por tu bien... - Eres malo, no quiero verte jamás Rafael- gritaste antes de salir corriendo con tus ojos cristalizados... - yo también te amo- es lo que desee responderte princesa.
Cuando leas esta carta probablemente este fuera del país Amándote como un loco
-Marcos te pido de favor que le entregues esto a tu hermana, tú ya sabes mis sentimientos hacia ella, así que no te preocupes me iré y no volveré, siempre serás mi mejor amigo idiota- sonreí mientras marcos me observaba con lastima pero trataba de ignorarlo.
- Se la entregare, pero sabes que no me molesta que estés con ella antes si, pero ahora no- me sentía realmente mal, no quería hablar de nada solo lo abraso, deposite la carta en sus manos – Entrégasela, hoy ya no estaré en el país- le informe, él simplemente asintió y me retire aguantando las lagrimas, al llegar al auto no pude contenerme y llore como un pequeño niño, observando por última vez la casa del amor de mi vida, y arranque sin mirar atrás.
EN EL AEROPUERTO
-pasajeros con destino a Estados Unidos, pueden ir abordando el avión- Era mi llamado, después de media hora esperando por fin, me dirigía a abordar mi vuelo, pero un grito me detuvo.
- Rafael- me agarro fuertemente el brazo, hay estaba ella con sus hermosos ojos rojos – No te vayas por favor, no podría soportarlo- me solté de su agarre- Es lo mejor, no puedo estar contigo princesa- mi voz se iba apagando cada vez mas.
- Porque si tú me amas y yo te amo, nos amamos cual es el problema, no hullas como un cobarde afronta lo que sientes- grito mientras se dejo caer al piso, llorando- No me hagas esto- le pedí murmurando mientras la envolvía entre mis brazos – no me lo hagas a mí, no me dejes sola porque soy menor que tu, en el amor no importa la edad- no aguante mas la bese, mientras se escuchaban aplausos, la bese como había deseado hacerlo desde que descubrí mis sentimientos hacia ella. La cargue estilo nupcial y al salir estaba Marcos sonriendo- Que buen espectáculo amigo, como en una película- se burlo.
Baje a Tamara de mis brazos, ella me sonrió...
Ahora después de 15 años, supe que lo mejor que pude haber hecho fue dejar aquella carta donde le confesaba a mí ahora esposa y madre de mis hijos, mis sentimientos...
Y fue verdad aquello que me dijo en el aeropuerto PARA EL AMOR NO HAY EDAD.