Aquel día la heladería estaba llena, seguramente debido a la onda de calor que tenía varios días castigando a la cuidad, esta situación era un fastidio para Jade que no le gustaba estar rodeada de tanta gente, al menos no en ese lugar, sin embargo, había logrado ver a un chico que platicaba en un grupo muy animado, trataba de disimular que lo hacía, pero las miradas de ambos se cruzaron en más de una ocasión. Ella no le prestó más atención al asunto y continuo enfrascada en la novela que estaba leyendo.
Pasaron algunos minutos desde aquel encuentro de miradas, tantos que Jade había bebido ya la mitad de su té helado cuando escuchó que alguien se sentó en la silla desocupada frente a ella, Ignoró aquello por lo que el chico se aclaró la garganta con la intensión de hacerse notar, pero eso tampoco tuvo éxito, por lo que comenzó a hablar.
̶ Hola ¿Cómo estás?
̶ Hola.
Fue la única respuesta que obtuvo el joven a quien aun no había visto, un poco impaciente por ello, insistió de nuevo.
̶ ¿Por qué una chica tan bonita como tú está sola en este lugar?
̶ Porque estoy leyendo y no me gusta ser interrumpida.
Respondió la joven aún sin separar la vista de las páginas, su interlocutor no se movió de su lugar y sin rendirse se dirigió a ella una vez más
̶ Vamos, ¿Qué puede tener de interesante un montón de hojas impresas?
̶ Por lo menos cosas más interesantes que un chico que no entiende tres indirectas.
El semblante sonriente hasta ese momento del joven se esfumó y en un breve arrebato de coraje le arrancó el libro de sus manos a Jade quien se sorprendió ante aquella acción y cuando aun tenía su semblante así el tipo le dijo en un tono de voz un poco brusco y amenazante
̶ Escúchame bien ratoncita de biblioteca, a partir de este instante tu y yo tendremos una cita: primero iremos al cine y al terminar la película veremos que más pasa ¿De acuerdo?... Si dices que no destruiré cada página de este viejo libro que tengo aquí.
La estratagema parecía haber funcionado, pues la chica pasó de solo estar sorprendida, a un rostro que demostraba también si no miedo, por lo menos nerviosismo, pero también estaba un poco sonrojada (cosa de la que el chico se percató) y con un hilo de voz respondió a la amenaza
̶ Está bien... iré contigo al cine... pero tu tendrás que pagar por todo... incluso el té.
El libro le fue devuelto a Jade junto con una sonrisa maliciosa y él se levantó a pagar, en ese momento la chica aprovechó para mirar a su cita forzada a detalle: tal vez 21 años, atlético y corpulento, bien parecido y de buen vestir. La mujer sonrió discretamente y se levantó para seguir a su cita.
Camino a la sala de cine, el chico se presentó como Paul y en ningún momento dejo de hablar de sus logros, era obvio que estaba tratando de impresionarla y estaba dando resultado pues ella solo hacia sonidos de asombro o asentía enérgicamente. Ya dentro del cine ella eligió un filme romántico y se hicieron de algunas golosinas, palomitas de maíz y refrescos. El pasó todo el tiempo con su mano sobre el hombro de ella que no opuso resistencia alguna, incluso se acercó a él un poco más y en ese momento Paul pensó "Ya te tengo linda ratoncita"
Cuando la cinta estaba mostrando los créditos la gente comenzó a salir, sin embargo el joven permaneció en su lugar y ella le imitó y cuando las luces se encendieron, comenzó a caminar sin prisa alguna, llevando a su cita de la mano. Era obvio que todo aquello era un plan que tenia bien practicado. Cuando salieron de la sala del cine ya había oscurecido y el pasillo que daba al exterior estaba vacío, fue entonces que él hizo su "jugada": tomo de la cintura a Jade de forma un poco brusca y le robo un beso, ella se asustó por un instante pero no hizo mucho por alejarlo, entonces él se movió lentamente de forma que ella quedo contra el muro, Jade no pudo más que emitir un leve suspiro al sentir el muro en su espalda
̶ No finjas que no estabas esperando esto ratoncita, noté que no quitabas tu vista de mí, solo te estabas haciendo la difícil ¿Verdad?
̶ Es cierto, te estaba viendo, solo que...
Paul no necesitaba escuchar más, una vez más la tomo de la cintura pero esta vez tomo ambas manos de la chica con su mano libre y las puso por encima de ella y acerco su cuerpo al de ella. Esta vez Jade dejó escapar un leve gemido y correspondió el beso para después continuar besando su mejilla, mordisquear su oreja y luego empezar a besar su cuello. En ese momento ocurrió algo que el hombre no esperaba: la mujer que apenas le alcanzaba al hombro en estatura bajó sus manos sin el menor esfuerzo, como si el fornido brazo de su captor no se tratara más que de una pequeña rama, entonces ella comenzó a tocar su pecho y de un momento a otro, en lugar de sentir los tibios y húmedos labios de ella en su cuello, sintió un par de pinchazos para unos instantes después sentir como toda su fuerza le abandonaba por esas heridas y en verdad mantenerse en pié solo porque ella le estaba sosteniendo. Cuando la vampiro se hubo saciado su sed de sangre, se separó del chico y lo dejó caer en el suelo para sentarse encima de él y besar su cuello y luego susurrarle al oído.
̶ Espero que la próxima vez aceptes las indirectas de una chica, señor macho. O ¿debería decir pequeño ratoncito? Por cierto, espero no te moleste.
Al decir aquello Jade sacó las llaves del automóvil de un Paul que trabajosamente respiraba y no podía hacer más que mirarla con una mezcla de miedi e ira. Ella solo le sonreia mientras le daba un beso de despedida y le maullaba para salir tatareando la canción de los créditos del filme que recién habían visto.
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Zle Ofiara
Short StoryUna heladería se vuelve el escenario de un encuentro particular entre un chico y una chica