Mariposas que revolotean, pájaros cantando y ese fresco olor a hierba que se mezcla con el delicioso nectar de tu piel, el aroma de tu cabello y esa sonrisa tuya..¡Ay! ¡Tu sonrisa! Solamente el sentirla me lleva a lugares lejanos a este plano astral.
Querida:
Aún tengo el recuerdo de esos deliciosos días que pasamos en el campo, días de risas y caricias sobre las flores y sin mencionar las aventuras entre los árboles.
Recuerdo con dulzura esos besos, esos besos de miel imposibles de recordar de otra forma.
Cada vez que pienso en ese día siento aún la brisa otoñal y el frescor de tu cabello sobre mi piel, y leves escalofríos al recordarlo rozandome.
Hace ya un año de aquello. Un año de aquel día. El último día de nustras vidas. El día en el que me dejaste al dar tú tu último suspiro. Ese día tus ojos me dedicaron dos miradas que no podré olvidar: la más cálida y la mas fría que me podrías haber dedicado nunca.
Sara,
Aún sueño contigo, no sabría bien decir si son pesadillas porque reflejan el día que el destino decidió separarnos, o un sueño bonito y agradable porque estoy contigo y vuelvo a verte y a sentirte.
Cada día recuerdo también cuando empezó todo, un día cualquiera de verano que dejó de ser cualquiera en el momento en que te vi aparecer.
Nada más verte me llamaste la atención. Tus ojos almendrados pero en realidad azules me atraparon. Tu sonrisa me hipnotizaba y a los pocos días sentí que contigo todo sería distinto.
Sentí que eras especial, jamás una chica me había atrapado de esa manera. Entonces lo supe, supe que si te conocía un poco más acabaría enamorandome perdidamente de ti, hasta la saciedad.
Y aquí me tienes, pensando en ti, en una clase cualquiera, que no es cualquiera porque no paras de rondar por mi cabeza, aquí estoy, escribiendote estas líneas, líneas que no vas a leer nunca, sabiendo que probablemente no te vuelva a ver, y sin saber con claridad ni exactitud qué habría pasado si eso hubiera ocurrido. Pero yo te estaba conociendo en sueños y nada me importaba más.
Sólo te voy a decir una cosa más:
Odiaré, y lo odiaré con todas las fuerzas que mi existencia me permita, el día en que tu recuerdo sea una vaga sombra interna y no recuerde esos ojos tuyos tan grandes y almendrados pero azules . Ojos almendrados que son azules. Ojos azules con sensación de almendrados. La verdad es que nunca unos ojos me habían llenado tanto.