Finn se acercó a mi con los brazos abiertos y me sonrío.
—Hermana.
—Finn—Lo mire con el seño fruncido.
—No te hagas la mártir y dame un abrazó—Murmuró abrazándome.
No me resistí y le devolví el abrazo.
Necesitaba uno después de todo, no me gustaba estar sola en un lugar desconocido.
—Somos sólo nosotros dos contra el mundo—Hablo Finn sin terminar el abrazo—Perdón por las tonterías que hice, es tiempo de hacer las cosas como familia.
—Me traicionaste—Murmuré.
—Y me arrepiento—Me apretó más contra su cuerpo—Se que unas palabras no lo arreglan pero ahora eres todo lo que tengo y no te quiero perder. No podemos darnos las espalda en un lugar como éste, aquí es donde debemos estar más unidos.
—Lo se, el pasado pisado—Sentí una lágrima bajar por mi mejilla—Eres mi tonto hermanito y no te dejaré de querer nunca.
—Somos familia y nunca lo dejaremos de ser, aunque la hermanita eres tú y eres la molestia que debo cuidar—Beso mi frente.
—Por siempre y para siempre—Murmuré.
—Por siempre y para siempre—Confirmo—Aún que seas una animal extraño.
—Y la cagaste—Me separe de el.
—Tranquila hermanita—Finn sonrío—Igual te quiero.
—Esos se llaman celos—Le enseñe la lengua.
—Estoy celoso por no ser un zorro—Giro los ojos divertido.
Escuchamos un alboroto a unos metros de distancia, y mi curiosidad es muy grande.
La curiosidad mató al gato, pero yo no soy un gato así que no me importó y estaba decidida a saciar mi curiosidad.
Antes de que caminara hacia el círculo que se había formado con el alboroto Finn impidió mi paso.
—Nada de problemas Kira—Me apunto con su dedo.
—Puedo defenderme— Cambie el color de mis ojos con una sonrisa traviesa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando llegamos Octavia discutía con la rubia y por la cara de todos la pelea era buena.
—¿Crees que estas a cargo princesa?¿O que el hijo del canciller lo está?—Octavia se acercó a la rubia.
