Solo por fama.

1) ¿Una oportunidad?

Todos de pequeños tuvimos metas, ese deseo de poder llegar a ser algo que tanto anhelamos, sin importar lo ridículo que suene a los ojos de otra persona, solo queremos lograrlo. Y mi admiración siempre fue cantar, ser famosa, hacer shows frente a miles de personas y sentir la adrenalina en mi cuerpo mientrás recorro el escenario como si fuera mío, esa era mi meta y lo sigue siendo hasta el día de hoy.

Pero vas creciendo y la realidad suele golpearte bruscamente, debes aceptar que quizás no sea posible, por más que lo sueñes con todo tu corazón, solo te queda adaptarte a tus posibilidades, sean escasas o abundantes.

Eso hice, me aferré a la mínima esperanza que apareció. Comencé a cantar en una cafetería todos los fines de semana, disfrutando ser el centro de atención y poder hacer lo que tanto adoro.

Quizás no tengo un público extenso, pero las pocas personas frente a mi logran animarme, con sólo saber que alguien me escucha es suficiente.

-Estuviste genial hoy Ginebra- me felicita la dueña del local y yo le sonrío agradecida, sin ella, no estaría acá.

Me tiende el sobre blanco de cada semana y yo lo recibo gustosa, mi paga.

Salgo sonriente del establecimiento, con mi guitarra en mano y una sensación de paz en el pecho, como luego de cada presentación.

La calle principal se encuentra casi desierta, generalmente a esta hora del mediodía no hay nadie, todos almuerzan alegremente en familia dentro de sus respectivas casas.

Suspiro al pasar frente al revistero de la esquina, me detengo a ver las revistas. Chicas modelando perfectamente, desprendiendo exclusividad de sus poros.

Como me gustaría ser una de ellas.

Hago una mueca dejando el pequeño negocio atrás, no todo se consigue con facilidad, supongo que debo nadar contra la corriente para lograrlo.

Luego de varios minutos caminando finalmente llego a mi vecindario y como siempre, la señora Fernández riega su jardín repleto de rosas y arboledas.

-Buenos días vecina- saludo cortésmente y ella me regala una de sus cálidas sonrisas.

Atravieso el camino de piedras que me conduce hasta la puerta principal de mi casa, y una vez allí la abro con confianza.

-¡Llegué!- grito dejando mi guitarra junto al sillón de funda blanca.

Oigo voces en la cocina y me dirijo hacia dicho lugar. Sonrío al encontrar a mamá cocinando junto a Tini, mi hermana pequeña.

-¡Gini llegaste!- exclama el gnomo rubio corriendo en mi dirección.

La levanto en brazos y sacudo su lindo cabello.

-¿Pensaban comer sin mi?- le pregunto alzando mis cejas, fingiendo estar ofendida y ella hace un tierno puchero, luciendo arrepentida. Le sonrío para tranquilizarla y Tini rápidamente vuelve a su estado hiperactivo

-¿Cómo te fue cielo?- pregunta mamá acercándose. Deja un beso en mi frente y una sonrisa escapa de mis labios.

Dejo a la pequeña nuevamente en el piso y me acomodo en uno de los taburetes del desayunador.

-Bien má, no había mucha gente pero bueno, es lo que hay- me encojo de hombros agarrando una manzana del frutero.

-Ya habrán más personas mi niña, no te preocupes- me alienta antes de volver su atención a la pequeña olla sobre la hornalla. Exhalo pensativa, ojalá así sea.

De pronto el teléfono fijo suena desde el living y con rapidez voy hacia este.

-¿Hola?- atiendo desinteresada, mirando el esmalte sobre mis uñas.

-Buenos dias, ¿se encuentra la señorita Ginebra Fherends?- una voz femenina y algo aguda responde educadamente . Frunzo el ceño ante la mención de mi nombre, ahora prestando atención.

-Eh si, habla ella misma- respondo confundida.

-Fantástico, nos comunicamos con usted desde las oficinas locales de "News Talents" para comentarle que hemos observado su dedicado talento. Ha sido analizada profesionalmente por una de nuestras más talentosas agentes y sería un honor poder contratarla- suelta repentinamente y yo me congelo en mi lugar sin saber cómo reaccionar. Abro mis ojos impactada e intento recuperar la voz que al parecer se había ido de viaje.

-¿Es una joda verdad?, porqué si lo es no me parece para nada gracioso- exclamo a la defensiva.

-Le hablo seriamente señorita Fherends, no hay razón para mentirle. De verdad su respuesta es requerida urgentemente- dice emanando seguridad.

Trago en seco y lamo mis labios ahorrando tiempo.

Suspiro aliviada cuando mi madre aparece por el marco de la habitación. Arruga la frente sin entender porque me he quedado tan muda y con el aparato colgando de mi mano. Toma el teléfono en sus manos y yo retuerzo mis dedos inconscientemente.

- Quién habla, soy la señora Fherends- habla mi madre acomodando su delantal de muchos colores.

Escucho detenidamente la voz femenina del otro lado de la línea, esta le explica pacientemente a mi progenitora lo mismo que me ha dicho hace menos de unos minutos

- ¿Usted habla en serio?- inquiere mamá desconfiada.

-Totalmente señora Fherends-.

Agarro la guía telefónica que reposa sobre el televisor a unos metros de nosotras y se la alcanzo rápidamente. Buscamos con velocidad el mismo número que nos ha llamado. Al confirmar que es el mismo de la agencia "News Talents". Sonreímos genuinamente sin poder creerlo

¡Las nombradas oficinas verdaderamente existen y se han comunicado conmigo!. Quedan del otro lado de la ciudad y son muy prestigiosas, nunca me atreví a ir.

Hacen audiciones continuamente para conocer nuevos e innovadores bailarines o cantantes. Ha habido personas que lograron ingresar y ahora tienen un representante que los expulsa al mundo de la fama, claro, si de verdad son talentoso.

Es muy difícil conseguir una audición, debes principalmente llamarles la atención y yo nunca me permití visitar aquel lugar. Es el primer paso para quién desea ir por mucho más en un futuro.

Quizás es la hora de avanzar y crecer artísticamente. Tener mi representante y finalmente ser conocida por mi música.

- Las esperamos mañana a las cuatro pm en nuestras oficinas, saludos cordiales - dice por último la voz antes de cortar.

Salto emocionada en los brazos de mamá mientrás grito eufórica. Tini nos mira confundida ante nuestro comportamiento, pero igualmente se nos une.

Tal vez este sea mi momento, y por nada del mundo pienso desaprovecharlo.