Capitulo 1: "No tengas miedo a lo que oculta tu alma"
"Oscuridad."
"Puertas."
"Desconfianza."
"Terror."
"Horror."
"Miedo."
Todo se tornaba negro, mi respiración no era normal, el pecho dolía, como si el alma fuera a salirse de mi cuerpo.
"Sígueme" una voz masculina susurraba en mi oído, enviando escalofríos a todo mi cuerpo.
"¿Quién eres?" Pregunté confusa y con pánico; mis palabras se desvanecían al instante en que las pronunciaba.
Me sentía ahogada.
"Sígueme" susurraron de nuevo, esta vez con voz juguetona, "adelante, da tres pasos, solo tres, cortos y cuidadosos, a tu izquierda hay una puerta, ábrela" dijo con un tono en cual no se descifraban emociones.
Seguí sus instrucciones, no sabia que mas hacer, y cómo aquel ser me había advertido se encontraba una puerta, vacilé en acercarme más de la cuenta, mis manos temblaban; cerré mis ojos, suspiré , tome fuerzas y la abrí de un tirón.
Una tenue luz traspasaba mis ojos que aun se encontraban cerrados, estos se fueron abriendo lentamente hasta que pude apreciar dicho dilema.
Mi boca se abrió levemente, asombrada por aquel paraíso que se abría ante mi...
Una especie de edén se posaba a mi alrededor, seguí adelante y el mundo enseguida me atrapo.
Me sentí libre, el miedo se fue en el instante que pisé lo que parecía grama. El olor inundó todo mi ser, era fresco, con un perfume tan natural... Flores y tierra mojada.
Cerré la puerta con cuidado, y decidí ir explorar más aquel lugar, me parecía tan extraño todo.
La luz que ofrecía el sol, era perfecta, ni caliente, ni fría, era cálida, acogedora podría decirse.
Visualice la silueta de un chico acostado, parecía estar en su mundo, mirando a la nada, fui tras el silenciosamente, pero por la postura que había adoptado su cuerpo, diría que noto mi presencia desde el primer instante, su respiración era normal, su pecho bajaba y subía con tranquilidad, pero había algo raramente en el que hacía que lo sintiera familiar.
"-Sé que soy atractivo, pero tu baba va a salir pronto, no quiero eso chiquilla" dijo aquella persona, en un tono juguetón y molesto, sin mirar con quién compartia compañía en este momento.
"- ¿Quien eres y como llegue aquí?" Mi voz advertía nervios, lo ultimo que quería era demostrarle tal cosa.
"- Curiosa" se levanto con agilidad y dio pasos grandes hacia mi, manteniendo una distancia considerable. Pantalones que caían perfectamente a sus caderas, una camisa color gris, suelta pero que definía su cuerpo, el cabello era liso y sedoso, de un color marrón oscuro, sus ojos tenían una liga de matices bastante extraños; labios gruesos y carnosos, rostro celestial, era distinto a cualquier persona que había podido ver.
"¿Esto es un sueño?" Susurre para ocultar lo confundida que podría estar.
El chico arranco una flor y la observo con determinación.
"Parte lo es, pero... -sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa- hay cosas que no"
Por un momento una mirada de desprecio surgió de mi, quería salir de esta pesadilla.
"¿Si me pellizco ahora saldría de esto?" Pregunte con añoro.
"No -sonrió triunfoso- ¿Ya te quieres ir? Y yo que me la estaba pasando de un bien"
"¿Como te llamas?"
"No te diré" jugó con la flor, su actitud empezaba a irritarme.
"¿Por qué dices tan poco?" Pregunte frustrada.
"¿Asustada?" Rió despreocupado.
"No..." Pronuncié no muy convencida, maldiciendo mis adentros el no controlar mis emociones.
"Tu alma es negra, es lo que te diré" sus ojos por un momento estaban mirando directamente los míos, desprendió una hoja de la flor que tenía en las manos y se dió la vuelta
"¿Que dices?" Todo este revoltijo me tenía de mal humor, «que desastre» pensé.
"Si, tu alma es oscura... No es posible que me entiendas ahora de todos modos."
"¿Por que dices que mi alma es oscura?"
"No tengas miedo a lo que oculta tu alma" sus ojos penetraron mi ser, como si observara a través de mi, la sensación hizo que el corazón me doliera. "Te despertaré, esto es solo el comienzo, vendré cada noche; deje una nota en tus zapatos, esto es la realidad chiquilla, y si quieres saber más, tendrás que dar mucho de ti, no podrás decir nada a nadie, o ocurriría tu muerte" sonaba sincero, pero yo seguía como una hoja en blanco.
"¿Puedo preguntarte algo más?"
Era demasiado tarde, ya había despertado. Era como si algo se volviera a integrar a mi, estaba sudando. Mi respiración era agitada, mil y un preguntas ocupaban mi mente, ¿Que había pasado? ¿Será real lo que acababa de experimentar?
