danza al compás del viento

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las horas pasaban lentamente. su angustia crecía mientras el reloj avanzaba. su pierna se movía ritmicamente de arriba hacia abajo mientras mordía su labio inferior inquietamente. eran las doce y treinta minutos según indicaba el reloj digital de su muñeca, un horario demasiado tarde para un niño de solo trece años de edad, pero él no se iría del gélido hospital hasta tener buenas noticias de su hyung. no tenía madre ni padre para que lo protegieran o que lo acompañaran en el duro momento que estaba pasado ahora mismo. solo tenía a yoongi hyung, y aunque no se considerara de ninguna religión en especial, le rezó aquella fría noche de abril a todo ser que lo escuchara para que yoongi saliera con vida de aquella complicada operación.

doce, doce y media, cuatro cincuenta, siete con quince, ocho en punto y el cirujano salía del pabellón con facciones apagadas, agotado y agobiado por las arduas horas de trabajo. tenía noticias, pero no tenía exactitud de si eran muy buenas.

一hijo, todo a salido muy bien. pero no estamos seguros de si yoongi pueda volver abrir sus ojos nuevamente.

jungkook sólo recuerda la brevedad de aquellas palabras, más no, pero sin duda su vida cambiaría desde que yoongi sufrió de aquel derrame cerebral. no recuerda mucho con claridad, no recuerda si lloró realmente, o solamente corrió del lugar como si su vida dependiese de eso. chocó contra la fresca brisa matutina y sintió lagrimas recorrer su delicada piel suave, pero se sentían tan ajenas, como si solo fuese una lluvia que se deslizaba por su rostro. prontamente su pecho se apretó y sollozo fuertemente resonando en la vacía calle.

él no tenía idea por lo que tendría que pasar más adelante. disfruta cada uno de tus momentos felices, pequeño jungkook.

luego de días, semanas, largos meses. jungkook estaba completamente solo. necesitaba sus cálidos brazos al rededor de su cuerpo, sus suaves labios contra la piel de su mejilla. la soledad no era una buena compañera, un mal que no le deseaba a nadie.

dejó la escuela momentáneamente, ¿quién cuidaría de él ahora? yoongi seguía en ese eterno sueño del que parecía que no despertaría nunca. lo necesitaba como no había necesitado a alguien antes en su vida. lloraba todas las noches tratando de deshacerse de aquel nudo de su garganta, la presión que generaba su pecho cada día.

cansado de su rutina diaria, con un poco de dinero que arduamente había conseguido en estos meses y un par de monedas que le había robado de la encimera a su tía quién lo cuidaba desde que tenía uso de razón, en su camino a la escuela, encontró una librería. observó un cuaderno azul pastel que llamó su atención, lo quería para él. contó los pocos billetes y monedas que poseía, sonrió ampliamente como no lo había hecho durante muchos meses, con felicidad entró a la tienda haciendo sonar la campanilla. pidió la pequeña libreta junto con un lápiz de tinta negra, alcanzó todo junto a sus cálculos y salió sonriente con una bolsita blanca entre sus dedos.

一yoongi hyung! ¡mire, encontré un caracol!

si que lo hiciste jungkook, ahora déjalo donde lo encontraste, debe seguir su camino. de seguro tiene una familia que alimentar y lo haz desviado. pobrecito, eres un niño malo jungkookie.

el pequeño jungkook abrió sus ojos grandemente y con su labio inferior puchereó. lágrimas se acumularon en sus ojitos bajando la cabeza fijando su vista en el caracol ya mencionado que se encontraba en su mano.

一 ¿jun-gkook-k niño m-malo?

yoongi suspiró y con ternura en sus ojos elevó el rostro de jungkook con su dedo índice y pulgar tomándolo por el mentón.

天のー light blue  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora