I.

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Maldito trabajo.

A veces siento que odio cada vez al señor Tateyama.

Este día me fue muy mal. Primero; porque llegué 20 minutos tarde a una reunión de la empresa. ¡Que absurdo!. Me sentía tan avergonzado que hasta arruiné esa reunión con ideas sin sentido. Por último; Hoy me olvidé de algo muy importante.

Mi aniversario.

Estaba felizmente casado, con Haruka Kokonose, mi hermoso esposo. Llevo con el unos dos años de matrimonio.
Pero a veces me da pena ver cómo tiene que soportarme todos los días con mis ataques de ira.

Contaré un poco de cómo lo conocí.

Hace más o menos cuatro años, en la universidad, llegó unos alumnos nuevos. Takane Enemoto y Haruka Kokonose. En un principio me parecieron unos desconocidos pero luego me enteré de que eran conocidos de Ayano, mi mejor amiga.
Pero en ese entonces era un antisocial, y me mantenía a distancia de la gente que quisiera hablarme.

Sin embargo, el meloso de Haruka siempre se me pegaba como chicle. Poco a poco, mediante pasaban los meses, veía en el dulzura y pureza. Algo que de cierto modo me identificaba.

Así que empecé a socializar con él, hasta que llegó un momento en que sentí esas corazonadas en mi pecho por cada miraba que nos dábamos.
Y ahora mirenme, estoy feliz con él.

O eso supongo...

— ¡Ya llegué! — grité por la casa mientras me quitaba los zapatos que desafortunadamente estaban embarrados de lodo por la intensa lluvia.

— Shintarō — me saludó Haruka con un delantal. — Justo a tiempo, estaba-

— No quiero comer hoy — lo interrumpi para subir a mi habitación.

— ¿Otra vez?— me preguntó con un tono de preocupación.— Ya vas dos días sin comer, te vas a enfermar.

— Ya déjame en paz — le grité desde el segundo piso.

" no puedo creer que no me preguntará por nuestro aniversario", pensé al recostarme en mi cama.

Cerré los ojos lentamente y ya sentía un poco de sueño, pero esto se fue al escuchar la puerta de la habitación abrirse. Era Haruka, pero esta vez sin su delantal.

Se sentó a mi lado y yo solo lo mire con el ceño fruncido.

— Shintarō... Sé que estás cansado pero... Hoy... Es nuestro aniversario y prepare la cena para al menos celebrarlo. — dijo un tanto tembloroso.

— Ahora no, Haruka — dije desviando mi mirada a mi almohada.

— Pero... Has estado distante de mi por un largo tiempo, cada vez que llegas, siempre vienes de mal humor. Y cuando... Quiero satisfacerte...tú me niegas — dijo — No será que... Estás con otra persona...

Al escuchar la última oración me levanté de golpe para mirarlo, sus ojos estaban cristalinos.
Por el enojo, le tome del cabello mientras le dirigía una mirada fría.

— ¡Me duele!— se quejó

— No digas estupideces, Haruka, no puedo creer que estés dudando de mi. — le alcé la voz— Me voy.

Le solté y m levanté, tomando mi abrigo y saliendo de la habitación. Escuché los pasos de Haruka detrás mío pero los ignore.

Cuando me acerque a la puerta escuchaba los gritos de súplica que me decía Haruka para que no me fuera.

Pero como siempre, me valió.


Me había tomado unas dos botellas de alcohol, ya hasta me sentía mareado por tanto beber. En verdad no sé en donde estaba pero creo que en un bar gay o yo que sé.
Solo veía a hombres​ bailar con otros, ha mujeres con otras y así.

También ví que a mí lado estaba un chico pálido de cabello negro y ojos amarillos, su vestimenta era demasiado dark, aunque me gusta.
Me recuerdas mucho a Haruka

— Hola — me saludó con una voz divertida — ¿Es tu primera vez aquí?

— Supongo...— dije entre balbuceos.— ¿y tú?

— También es la primera vez que vengo a este tipo de lugares. Pero creo que vendré más seguido. Para ver personas igual de hermosas que tú. — me sonrió.

" Creo que ya me calenté."

Le sonreí y mire al mesero, le susurré al oído si habían cuartos, él asintió y me dió una rápida explicación de la ubicación.
Tome al chico ese de la mano y lo lleve a donde me dijo el mesero.

Apenas llegamos al cuarto me quite la chaqueta y tiré al chico en la cama de la habitación.

— ¡Wow! Tranquilo — se rió el chico mientras él también se desvestía.

— ¿Eres ilegal? — le pregunté

— No lo sé, yo debería preguntarte eso — sonrió.

— A mis 26 años, claro que no soy ilegal.

— Entonces a mis 24, yo tampoco — se acercó al borde de la cama y me dió un beso en los labios. La cual yo lo hice más profundo.



Engaño [ShinHaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora