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CONTENIDO SENSIBLE ACERCA DEL SUICIDIO. Por favor, si esta clase de temas te afectan no leas esta historia.



2016, diciembre 21.

Como todas las noches desde hacía dos años Momo llegó a su puesto de trabajo en la central de llamadas del distrito de Gangnam, Seúl, alrededor de las siete. Su turno como siempre consistía en atender las llamadas que las personas hacían al 911 y dirigirlas a donde ella creía que podrían solventar el problema.

Si alguien llamaba diciendo que su casa se estaba incendiando lo más probable era que Momo redirigiera la llamada hacia la estación de bomberos más cercana, si alguien se quedaba accidentado en medio de la vía ¿qué haría Momo? Avisar al servicio de tránsito. Más o menos así era la labor de la chica de 22 años que destacaba entre sus compañeros por saber resolver las emergencias telefónicas a tiempo.

No había nada que la chica de Busan no pudiera resolver, hasta ahora.

— Momo, ¿cómo pasaste tu cumpleaños ayer? —Preguntó su compañera de guardia Sunghi. Hoy le tocaba a ambas el turno nocturno de siete a cuatro de la mañana, uno de los más tediosos sobre todo en diciembre porque ocurrían toda clase de accidentes y desastres.

— Como siempre —Respondió indiferente la chica de ojos café y piel pálida como la nieve mientras se colocaba el auricular en el oído izquierdo y marcaba su usuario y contraseña en la computadora que le correspondía —Sólo compré un trozo de torta y luego de comérmelo me acosté a dormir.

— Ah, ya veo —Respondió Sunghi sintiendo un poco de tristeza por su amiga. A pesar de que ambas trabajaban juntas desde hacía dos años y por ratos hablaban de cosas personales –más de Sunghi que de Momo-, Sunghi sabía muy dentro de sí que su compañera era una persona muy fría, tan fría como para ni siquiera considerarla su amiga.

Pero Momo no era sólo así con Sunghi. De hecho, el resto de sus compañeros la habían apodado como eol-eum gongju, que es lo mismo que princesa de hielo. Incluso se rumoreaba por los pasillos que no había nadie más frívolo al responder las llamadas de emergencia que la mismísima Momo y que por ello actuaba tan eficaz y sistemáticamente. 

'Como un maldito robot'  había escuchado a uno de sus compañeros decir en alguno de los turnos cuando Momo respondió la llamada de una mujer que acababa de tener un accidente de tránsito junto a su esposo. 

 Y nadie se equivocaba, incluso la misma Momo admitía muy dentro de sí que aquellas llamadas no le afectaban. Después de todo esas voces no tenían rostro y para ella eran igual que responder a un videojuego de acción, adrenalina y ya está. Sólo tenía que desviar las llamadas y el problema sería resuelto por los verdaderos héroes: Médicos, bomberos, oficiales de policía.

 — Llega la primera —Comentó Sunghi —Código blue, de las menos que me gustan. 

La central de Gangnam se manejaba por códigos basados en colores con la intención de hacerle la tarea más fácil a personas como Sunghi o Momo. El código amarillo por lo general eran problemas menores al estilo 'mi gato se trepó de un árbol y no se puede bajar'. 

El código azul era para accidentes de tránsito o personas accidentadas aunque por lo general lo que más abundaba eran los accidentes; este color tenía dos variantes blue-one y blue-two. El primero era para los casos de accidentes en donde no hubiese víctimas mortales mientras que el segundo era todo lo contrario. El verde significaba que había algún tipo de desastre natural, llámese terremoto, tsunami o cualquier otro. Los incendios se reservaban para el código naranja y eran estrictamente atendidos por los bomberos. El púrpura era para robo o secuestro, el blanco para casos donde se encontrara algún cadáver y el rojo, mejor conocido como línea suicida era efectivamente para aquellas personas que estuvieran a punto de cometer suicidio. 

call 911 → jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora