Capítulo 1

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Caso no resuelto, decía en el expediente. Hoy 05-03-14 pienso que la detective Wendy Craft no buscaba pistas, solo no le importaba mi hermana y eso estaba claro para toda la ciudad. Aun recuerdo ese día que Dalie desapareció, todo parecía normal pero ella no regreso de su jornada de trabajo. Ese día esperé que mi hermana mayor apareciera por la puerta y gritara por utilizar su bolígrafo azul que esta tanto amaba pero no, ella nunca llego. Mama a las 12:30 am de la mañana del 10 de abril del 2004 estaba desesperada con una taza de un café doble para no dormirse esperando respuestas de la policía. No le doy mucho crédito a estos ya que cuando fuimos a denunciar la desaparición de Dalie no mostraron ni una mínima empatía hacia mi madre que estaba al borde de la locura, en cambio seguían consolándonos diciendo que las chicas de su edad se iban sin decir adiós. Pero esa no era Dalie que no faltaba nunca a su empleo y cumplía su horario al pie de la letra, parece que a la policía no le importaba lo que una sirvienta de los Madison & Craft importara. La pequeña ciudad no estaba preparada para que una ciudadana tan valiente y sobresaliente desapareciera así de pronto. Todos la buscaban, desde la niña que repartía los periódicos siempre a las 9:00 am hasta la abuelita que vivía sola con los 10 perros de la Av. 12. Todo sucedió tan rápido. Y siempre está la pregunta, ¿por qué mi hermana?

-Jace, ¿terminaste? O todavía estás jugando hacer a la detective

-Papá puedes tener un poco de fe en mi –suplico con lo poco de vigor que me queda, es una tarea ardua que me ha costado muchas horas de sueño. Hago un esfuerzo por separar mi vista de los papeles y concentrarme en la voz de papá.

-Difícil mi vida, todavía sigues obsesionada con el pasado.-levantó su mentón dejando ver lo alto y fornido que es.

-Papa, basta. –Dije tratando de no caer en la discusión de siempre, la monotonía de las discusiones, era esa.|

Conformismo. Qué sentido tiene el vivir con solo unas migajas de mentiras, cuando puedes buscar una completa verdad. Era eso lo que me enojaba, ver como el dolor de papa hizo un caparazón para que no pudiera ver más allá de esa barrera. Me levante de mi escritorio mire de reojo a papá que me veía como todo un volcán a punto de estallar pero la verdad es que explotaré si no sé la realidad de todo éste embrollo.

De vuelta a la pastelería. Tengo un pedido especial, un pastel de chocolate blanco, decorado con cuatro estrellas violetas hechas en fondant, en una base que va en un degradado de color lila y unos 40 brownies. Todos para la mansión Paterson & Craft. Odio ir allí, esa mansión me da escalofríos, pero amo lo que hago y ellos son mayormente los que piden los postres más caros. Para cocinar lo que sea, utilizo las recetas de mamá, de una forma puedo sentir que aun está conmigo. Es que ella era una grandiosa mujer que cocinaba delicioso, me suenan las tripas de solo recordar sus famosas paellas. Mi pequeña pastelería, tan acogedora y pequeña en el centro de todo. Es curioso como suceden las cosas, cuando terminé la preparatoria tuve que encontrar un empleo, dado que papá se encontraba desempleado, las recetas de mamá fueron mi salvavidas.

Listo los pedidos, me fui a cambiar. Mi traje rojo de gala, con esos tacones negros brillantes, mi cabello lo recojo en una trenza, mi cabello café se refleja en el espejo y solo puedo pensar en cuan diferente soy a Dalie, ella era tan rubia como el sol, igual a mamá. Cuando en mi lista de que haceros esta lista me marcho en mi pequeño Volkswagen celeste. La mansión queda a unas cuadras de mi residencia, doy gracias por eso. Tiempo para pensar, otro dato curioso, a esta ciudad, le llamo mascara, los peatones están con la cabeza bien en alto y saludos hipócritas lanzan, ocultando lo que llevan por dentro. Distraída, me acabo de pasar una luz roja, y una patrulla está tras de mí. Al estacionarme por donde sea más cerca, veo como el compañero de la víbora más grande de la existencia se acerca a mí. Observarlo es divertido, moreno y fornido, pero con carácter, sacar conclusiones de esto es mas chistoso aun, solo alguien así podría estar con Wendy Craft.

-Buenas tardes, se acaba de pasar una luz roja –Me indica el oficial Cliff

-Si disculpe es que no me fije bien.-Intentando excusarme, el se limita a mirar a quitarse sus gafas de sol.

-Necesito ver su licencia de conducir

-Oh, si aquí esta.-Intentando actuar lo más natural posible la saco de mi bolso de noche

-Mm Van Harth, Jace Van Harth. Hacia dónde va tan apresurada, si puedo preguntar

-La mansión Paterson &Craft. Voy a dejar un pedido, y a mirar un rato-pongo los ojos en blanco ante tal tortura

-¡JA! Una Van Harth en esa mansión, es como un chiste de mal gusto. ¿No lo cree? –Dice como atolondrado por tal idea

-Aunque no lo crea, si. Cuando es cuestión de negocios no hay problema que se resista a un trato, y si no le importa oficial se me hace tarde...

-Si linda, conduce con cuidado y espero que sea primera y última vez. Ya sabes una multa no es un buen chiste en este caso.

-Que pase buenas tardes oficial.- Trago mi orgullo en cada palabra.

''Chiste de mal gusto'' si claro que lo es. Para nadie es un secreto el odio que le tiene mi familia a dicha gente, y lo de Dalie fue la gota que derramo el vaso. Dalie buscaba algo y encontrar sus diarios, me dieron un propósito. Ella había estado tratando de hallar los documentos antiguos de la casa y herencia que no pertenecía en primer lugar, eso lo descubrí al leer sus diarios. Como a mi familia se le tachó de ladrones cuando desde un principio ellos fueron los que ocultaron la verdad. Pero no se han encontrado las pruebas, eso es lo triste, si no, esto hubiera sido una historia diferente.

InfiltradaWhere stories live. Discover now