Hace tan solo unos días había vuelto a ser su esposa, día en el cual también casi queda viuda porque Ana Rosa quiso matarla pero Esteban se interpuso entre esa bala y ella, quedando gravemente herido... ahora unos cuántos días después, sin la desesperación ni el estrés de los días en que su marido estuvo en el hospital, se encontraba tan solo a unos pasos de él... unos pasos, que eran los más difíciles de dar...
Durante la cena por el cumpleaños de Ángel se hicieron notar muy románticos y enamorados, sobre todo María...
Ahora cada uno en su cuarto, recordando la presencia del otro en el cuarto contiguo...
>> Simultáneamente <<
E: no puedo creer que me inquiete tanto la presencia de María en esta casa... nuevamente dormimos bajo el mismo techo.... Pero más alejados que nunca...
M: nunca me imaginé que dormiría de nuevo en la que fue mi casa, pero ahora sola, estoy a unos pasos de Esteban, a unos cuantos pasos, que son los mas difíciles de dar...
De pronto algo saco de sus pensamientos a María, el sonido de la puerta al abrirse, cuando la escuchó se volteo a ver, y su corazón se disparó al mil por hora...
E: ¿no se te ofrece nada? ... (ella lo vio con una sonrisa)
M: no. Gracias estoy bien...
E: no puedo dormir, sabiendo que estás, tan cerca de mi (le dijo acercándose a ella)
M: yo tampoco puedo dormir, pensando en ti... (acercándose también a él)
E: María...
M: Esteban...
Esteban la rodeó con sus brazos y comenzó a besarla apasionadamente... con cada segundo que pasaba entre sus brazos María sentía desfallecer, su cuerpo respondía a cada una de las caricias que le propinaba su marido... a pesar de encontrarse aún convaleciente Esteban la tomó entre sus brazos y la guió hasta la cama sin dejar de besarla, la depositó suavemente sobre ella para luego posarse sobre su cuerpo...
Se continuaban besando hasta que la razón de María empezó a entrar en acción, dejó que Esteban la besara por unos minutos más, para luego separarse bruscamente de él...
M: no. No, esto no está bien, no está bien (le dijo mientras lo empujaba hacia un lado y se levantaba de la cama)
E: María... somos maridos y mujer (levantándose también y caminando hasta ella)
M: no.,. pero esta no es la manera de resolver las cosas. Por, por favor (titubeo), sal de mi cuarto
E: María... (ella lo interrumpió)
M: Esteban, sal de mi cuarto ahora mismo. (Decidida)
E: pero, pero esa no era tu intención hace unos momentos
M: no quiero que volvamos hablar sobre ese asunto, por favor
E: María, María, tú... tú me sigues amando... ¿Por qué te niegas a reconocerlo? ¿Por qué?
M: no. No, no, te equivocas. Yo no te amo, yo no te sigo amando... y además yo no regresé por ti, tu no me importas en lo absoluto (nerviosa se alejó y quedó de espaldas a él)
E: no mientas... no mientas mi amor. Tus besos decían lo contrario (echó su cabello hacia un lado y le empezó a dar pequeños besos en el cuello y parte de su hombro)
M: por favor Esteban (agitada y soltándose de su agarre) no olvides que nuestra boda no fue por amor
E: ¡ya basta María! (la tomó de los brazos y la giró para quedar frente a ella)