Me podrías cantar esa canción otra vez mami?- un niño de cabellos de oro reposaba su cabecita en las piernas de su madre, esa mujer tan hermosa y brillante como un rayo de sol.
Está sería la quinta vez, Adam- su madre acaricio su suave cabello y El Niño como reproche se soltó del agradable tacto y corrió hacia casa.
Adam!- el grito de su madre lo asustó a tal grado por el tono de este, era como un grito en plena desesperación.
Tal grito proveniente de su madre, hizo que el cuerpo de Adam parece en seco, la puerta frente de e se fue abriendo lentamente y aunque los gritos de su madre le avisaba que de media vuelta y volviera con ella, su cuerpo y cada extremidad quedaron helados por la presencia ante sus ojos.
¿Que haces tú aquí?- el hombre de alta estatura observó a Adam como si su mera presencia fuera como la de una hormiga.
Sus pequeñas piernitas flaquearon en presencia de esa temible persona, Los gritos de la mujer a no tan corta distancia de ellos trataba de dar el aviso a Adam pero en vano. El hombre con una sola mano agarro a Adam desde los cabellos largos de oro.
Luciano déjalo por favor!- Ese hombre el cual Adam siempre había visto hacerle cosas a su madre sin ninguna razón, cerró la puerta en la cara de la mujer, sus gritos con mezclan de llantos llegaban hasta los oídos de Adam.
El Niño reaccionó y trato de zafarse de cualquier manera e ir con su mami, jamás había estado solo o cerca durante mucho tiempo con ese hombre, su madre siempre había encontrado la manera de separarlos. Adam llego a rastras llorando y pataleando por el fervor de ir junto con su mami. Llegaron hasta la sala de estar y ahí estaban los amigos de ese hombre, bebiendo y comiendo frente de la tv, todos fijaron los ojos en Adam y sonrieron.
¿Que vas hacer con el?- uno de ellos hablo alegremente y con demasiada intriga, una excesiva intriga.
¿Donde están los muchachos?- pregunto Luciano apretando su mano y haciendo que El Niño entre ella soltara un grit-Quieto!
En la habitación de arriba- le indicó uno de esos hombres quien no dejaba de beber, El hombre asintió y se dirigió hacia arriba mientras que todos atrás de él reían y no de una forma amistosa.
Cada paso que sus pies reproducían le dejaban saber al niño que nada bueno vendría, y los golpes en las puertas no ayudaban a sus nervios a calmarse. El hombre llegó a una habitación con una gran y vieja puerta de madera, agarró entre su mano el pomo de la puerta y dando un giro fuerte la puerta se abrió.
Hola muchachos- saludó el hombre quien agarraba al niño de cabellos de oro.
Hola ¿Quien es el?- el pequeño niño pudo reconocer uñas de las pocas caras que pudo, algunos de los jóvenes dentro de ahí habían ido varias veces a casa del hombre que lo sujetaba por problemas de trabajo quienes venían en nombre de sus padres.
Es solo algo para que se diviertan- de un solo tiro, El Niño terminó en el piso de la vieja madera con un terrífico dolor de la cabeza, al abrir sus ojos de golpe el hombre empezaba a cerrar la puerta y los jóvenes en esa habitación se empezaban a rodear en un círculo.
Gracias tío- El chico de cabellos oscuros y unos hermosos ojos celestes claros agradeció con una gran sonrisa- lo disfrutaremos.
Adam se sacudió tratando de huir de ese lugar, sin embargo las manos de las 5 personas ahí adentro se lo impidieron, sujetando su camisa y arrastrándolo hacia El Centro del círculo.
-No des peleas.Un chico de cabellos rojos agarro su pantalón, Adam no pudo evitar llorar, su boca fue cerrada cuando uno de ellos junto sus labios contra los suyos, el no entendía que sucedía, eso le hacía sentir de alguna manera extraña, otro con un tono castaño claro comenzó a tocarlo en diferentes partes al igual que los otros.
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La calamidad de un ruiseñor.
RomanceSigue el canto de los ruiseñores, escúchalos bien y disfrútalos, su cantar es el más hermoso, pero a la Vez a puede ser callado por la más pequeña desgracia.