Prologo

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¿Quien sospecha de una niña de once años y cintas en los cabellos dorados?
La mejor estudiante de su curso y amada por todos los maestros.
Ya se habian encontrado cinco hombres muertos aparentemente por cortaduras en garganta y puñaladas en la espalda, sin un rastro de haber peleado por salvar su vida. El asesino era habil. No lo suficientemente fuerte como para matarlos ahorcandolos o golpeandolos. Si no que a sangre fria, de una vez por todas, con heridas tan profundas que sus ultimos alientos se daban al ahogarse con su propia sangre.
Pero habia algo raro. Todos los cadaverez hallados eran de criminales, pero no unos cualquiera, eran abusadores.
Thomas Linch era un borracho acusado de abuso intrafamiliar y violar a su exesposa durante los dias del divorcio; fue encontrado muerto en un bar de mala fama con las mismas heridas graves de aquellas victimas. Dos puñaladas en su espalda baja que perforaron su riñon y uno de sus pulmones y su carotida cortada. Fue encontrado por dos prostitutas que vagaban en la zona en busca de hombres borrachos en el baño. Su grito llamo la atencion del hombre de la barra, que con su escopeta cargada fue a ver que habia pasado. Tanto fue el asombro que el arma cayó al suelo, disparandose sola e hiriendo a uno de los hombres que habia entrado tras oir los gritos de las mujeres.
Nadie sabia quien habia sido, no habian pruebas, evidencias, huellas, que dieran con el paradero del asesino.

Sin ManchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora