- narrador externo -
Allí se encontraba Jeremy, acostado en su cama, sin ganas de empezar el día, sin ganas de ir al colegio, sin ganas de seguir viviendo. Creyendo que el mundo se volvería un mejor lugar si el no existiera, todos estarían felices con sus vidas, en el colegio no tendrían que soportar al "imbécil", sus padres no tendrían que desperdiciar dinero en él, Tina, Jack y Nancy no tendrían que soportar al "raro" de su hermano.
- flashback -
Jeremy yacía tirado en el suelo de su baño, sus brazos y sus manos estaban bañados en sangre...lo había vuelto a intentar, pero a diferencia de las otras veces, esta vez si tuvo los huevos para hacerlo, esta vez si funcionó, esta vez no iba a terminar en el hospital, sino en la morgue judicial de Massachusetts. Lo había logrado...finalmente se había ido.
Al rededor de su cuerpo sin vida estaban reunidos sus padres, sus dos hermanas y su hermano. Nadia decía nada, nadie hacía nada.
- ¿Está muerto? - Preguntó Jack rompiendo el silencio.
- Sí. - Fue lo único que dijo su padre y tapó el delgado cadáver de Jeremy con una sábana blanca. - Llama a los de la morgue...yo llamaré a la funeraria. Mientras más rápido nos encarguemos de esto será mejor, porque en un par de horas empezará a largar olor. - Sentenció cogiendo su teléfono celular mientras salía del baño y detrás de él, el resto de su familia.
- final del flashback -
No pudo evitar que las lágrimas comenzaran a rodar por sus pálidas mejillas luego de haber pensado en eso como por enésima vez en los últimos tres días. Se colocó en posición fetal y se cubrió completamente con las mantas de su cama...como si hacer eso fuera a espantar a sus pensamientos.
- Jeremy levántate, ya se te está haciendo tarde para ir al colegio. - Dijo su madre en un tono no muy agradable que digamos.
Jeremy no dijo nada, simplemente se levantó y aún con los ojos llenos de lágrimas entró a la ducha a darse un "baño"...porque más que un baño eso era sentarse a llorar en el suelo de la ducha, tomar una gillette y bueno...ya saben el resto.
Salió de la ducha, se cambió, bajó a desayunar...lo mismo de todos los días. El mismo chico de ojos azules y cabello negro azabache. La misma mirada triste de siempre, la misma respiración pausada, los mismos pasos y gestos lentos. Ya estaba cansado.
Esa parte del día no fue interesante. Desayunaron en familia, hablaron del colegio, de las notas, de las materias, los profesores los alumnos, de que se acercaba halloween...halloween, cuando era niño esa era su festividad preferida, amaba halloween más que a navidad. Le encantaba disfrazarse y salir a pedir dulces con sus hermanos. Le cantaba recordar cuando era feliz.
El verdadero infierno comenzó apenas llegó al colegio. Su estómago daba vueltas y el corazón le latía a mil por hora, las manos le empezaron a temblar y su respiración pausada se aceleró.
Sintió como alguien lo empujaba y lo tiraba al suelo. Levantó la cabeza y vio lo mismos ojos marrones y el mismo pelo castaño de siempre...Hank Parwood.
- Pero miren a quien tenemos aquí - dijo en tono de burla - ¡Jimmy Bornwich! Escuché por ahí que te cortabas los brazos como el buen fracasado que eres ¿eso es cierto? - Dijo tratando de contener la risa. Jeremy simplemente se quedó mirándolo en silencio. - Vamos responde idiota ¿te cortas o no? - Preguntó impacientándose y borrando lentamente esa sonrisa burlona de su rostro. - Bornwich te acabo de hacer una pregunta ¿te cortas las malditas venas o no? - Dijo elevando el tono de voz. Jeremy se quedó callado...no dijo absolutamente nada. - Oh ya veo ¿no vas a contestarme? - Silencio otra vez. - Bueno entonces yo mismo tendré que fijarme. - Dijo e intentó levantar la manga de la polera de Jeremy pero éste se resistió.
- No...- dijo, más bien rogó, con la voz entrecortada...podía sentir como sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.
- Oh vamos no me digas que vas a llorar de nuevo...eres patético. - Hank y sus amigos estallaron en carcajadas. Se distrajeron y Jeremy aprovechó para tomar su bolso y salir corriendo mientras trataba de evitar que los demás vieran como las lágrimas volvían a rodar por sus mejillas.
Se odiaba....se odiaba demasiado...odiaba ser tan débil y no poder ocultarlo.
Siempre le dijeron que al final de cada tormenta sale un arcoíris, que al final del oscuro túnel siempre hay una luz, que la hora más oscura de la noche es cuando está a punto de amanecer. Pero la tormenta, el túnel y la noche parecían no tener fin. Hacía tanto tiempo que se encontraba de esta manera que ya había olvidado que era sentirse bien...parecía como si la tristeza nunca se fuera a terminar.
YOU ARE READING
blood on my hands
Random¿Que pasaría si comenzaras a sentir que el mundo es una mierda y que la gente que lo habita también lo es? ¿Que pasaría si te cansaras de ser la víctima? ¿Que pasaría si decides convertirte en el victimario? ¿Que pasaría si te dejaras llevar por tus...