Prólogo

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Sylvanas PoV

Luego de los sucesos de la costa abrupta todos estamos destrozados.

La legión ardiente ha invadido Azeroth.

Nuestras ciudades están siendo asediadas por sus interminables ejércitos de demonios.

Los demás líderes de la horda y de igual manera los de la Alianza están desesperados por una única e inimaginable razón: nuestro jefe de guerra ha caído en batalla.

— ¡Lady Sylvanas, hemos logrado encontrar la manera de detener la entrada de los demonios a Azeroth! — Colmillosaurio se atrevió a entrar a interrumpir mis pensamientos.

—¡¿Qué demonios sucede contigo?! ¿¡Como osas molestarme!? — no debería interrumpirme así. Son tiempos de guerra y lo entiendo, pero uno debe conservar los modales pese a la situación — ¡No olvides que ahora soy tu jefa de guerra!

Colmillosaurio se agacha avergonzado, y le permito continuar — Perdone mi entrada tan repentina, pero el archimago Khadgar nos ha solicitado enviar un escuadrón de héroes a Dalaran para darle soporte durante la traslación de la ciudadela a las islas abruptas, necesitamos los pilares de la creación que ahí se hallan.

—¿Y es necesario que vengas a preguntármelo orco estúpido? —me froto la sien agobiada — Sabes a quien debes enviar, a pesar de nuestro fracaso en la costa abrupta son el mejor equipo que tenemos, envía a Dragon Fate — confío en el juicio de Vol'jin, si él confiaba tanto en este equipo debo hacerlo yo también, pondré todas mis esperanzas en ellos, apenas nos encarguemos de la legión aquí en Orgrimmar yo misma iré a supervisar sus avances.

Ahora recae sobre los hombros de estos héroes encargarse de mantener la esperanza de que la horda sobreviva esta vez.

Dragon Fate - La ascención del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora