Pequeño, felicidades.

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Ya ha pasado más de un tiempo desde que dimos el primer gran paso. Todo está dicho, ahora solo queda marcar días en los calendarios y horas con médicos.

Pequeño, han pasado muchas cosas, has estado más sensible, más débil, no sé cómo decirlo. Nuestra psicóloga ha dicho que es normal, que estamos enfrentando nuevas etapas. Que retroceder es necesario para avanzar.

Pero, niño, todo esto es muy extraño. Vivimos en ese limbo entre permanecer estable y caer. Y es difícil. A veces no sé quién realmente nos apoya, ni quien nos perjudica. A veces no sé si las cosas me importan realmente, y no digo "nos" porque probablemente tú si sepas la respuesta, pero tú no hablas. Porque eres así, porque tú no necesitas, ni debes hablar.

Pero eres quien más siente. Y al momento de explotar, ¿cuál de nosotros domina? ¿quién es el responsable de esta mano hinchada y dolida, de este craneo palpitante? Yo creo que ni tú sabes la respuesta.

No sé qué piensas de toda esta situación, porque aquellas neblinas en mis pensamientos sé que son obra tuya. ¿Qué me ocultas, pequeño?

Puede que nada, puede que realmente no me aclare porque yo soy quien no quiere ver, quien prefiere nublarse la vista. No sé si sederte el control, si dejarme llevar por ti. Porque si bien sabes actuar al momento de decidir, eres incierto, y me es imposibe saber por cuál camino decidirás ir.

Niño, a veces olvido hablarte, y otras olvido que te hablé. Y es extraño olvidarme de estas cosas, porque se supone que no actúo inconcsientemente contigo, se supone que eso no es posible. ¿Acaso fuiste tú quien escribió aquel texto para mi?

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2018 ⏰

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