Invierno.

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Vislumbrando el blanquecino bosquejo que al pasar del minutero era pintado por acuarelas de oro, el rústico marco encerraba la belleza inmaculada, a la vista de los ojos de un joven con alma anciana, observando desde la fortaleza cual doncella, escuchaba el murmullo del viento apalear el cristal helado.

El señor del tiempo paró su continuo palpitar, el todo y el nada se unían a las seiscientas horas, el nacimiento de un ángel del impoluto blanco, retozaba en el amplio espejo del inmensurable manto de iodo y sal. Jugueteando jovialmente al paso que atajaba suaves suspiros de algodón del vasto empíreo, embarcó sus ojos en el verde herbaje de los ojos que le esperaban ansiosos, el único espectador de aquellas sublimes piruetas.

Con alas tan suaves que ni el mismo Morfeo resistiría echarse una siesta. Trazó el destino que cíclicamente recorría, pues sus maestros en el edén, le perseguían por sus falibles hazañas.

Tan sólo 10 minutos el padre del todo le permitía; una figura humana para cumplir la tan anhelada fantasía. Con una seráfica esencia, los placeres mundanos eran repudiados, pues un solo toque, bastaba para que diese su último aliento.

Y aunque le costara la existencia, su único deseo sería cumplido aquel impávido día, el costo de su alma, probablemente un beso sería.

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⏰ Last updated: May 22, 2017 ⏰

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❀ Cortos relatos bañados en gotas de metáfora ❀Where stories live. Discover now