여섯.

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Sin embargo, algo malo siempre pasa, ¿no?

Jimin abrió sus ojos despacio, tallando cada uno para lograr que la claridad no fuera fuerte. Cuando se encontró orientado, descubrió que no estaba en su casa, que le dolía mucho el estómago y que Yoongi dormía a su lado, con su brazo en la cintura del castaño.

Perfecto pensó Jimin.

Levantó el liviano brazo del contrario, posándolo en el sofá. Y se dirigió al baño, con pasos lentos pero en parte decididos. Si bien vomitar todo lo que había comido en casa ajena era asqueroso, él necesitaba hacerlo. Su cabeza activo el modo egoísta y sin importarle nada, entró al baño.

Dejó abierto el lavabo y se dejó caer de rodillas frente su más grande amigo, el inodoro. Debatió, realmente debatió en su cabeza, si estaba bien hacer tal cosa en la casa de Yoongi. Pero el volverlo a ver, que le diga cosas que no merece, que le cocine y le hable como si nada hubiera sucedido, lo abatía. Lo hacía sentir mareado y si a eso le sumamos el plato que inconscientemente tragó, tenía que vomitar.

Una arcada, dos arcadas. A la tercera, con lágrimas en los ojos y un ardor en la garganta, devolvió.

¿Se sentía como la mierda? Si. Quería irse de allí, pero no deseaba salir de esa manera de la vida de su ex novio otra vez. Introdujo sus dedos de nuevo. Cuando fue a su médico de cabecera, se enteró que tenía yagas en su esófago. Dejó de ir al hospital, dejó de comer y comenzó a vomitar mas, aunque le dolería cada vez más la espalda y las rodillas. Él más que nadie reconocía que estaba hecho un asco, que si un viento soplaba lo demasiado fuerte, sería capaz de volar. Que si alguien lo tocaba toscamente, se rompería. Pero sinceramente Jimin no veía la hora de desaparecer.

Y volvió a pensar, mientras dejaba salir todo, porqué no había muerte desangrado aquella vez. Porque eso hubiera sido lo mejor para él y para todos.

Ahora sollozaba, a sus oídos sonaba más fuerte y sobrepasaba el sonido del agua corriendo. Estaba tan absorto en su malestar, que no se percató de los golpes en la puerta.

-¿Jimin?¿Estas bien? -Yoongi sonaba preocupado y es que lo estaba. Del otro lado de la puerta, el rubio esperaba la respuesta de Jimin. Lo habían despertado dos cosas: la ausencia de calidez a su lado y los sonidos del baño. Volvió a golpear.

-Si, espera, ya salgo. -su voz había salido muy nasal, era obvio que había llorado y Yoongi se preocupó aún más. Ya no aguantaba. Vió un cuerpito pequeño salir por la puerta del baño, con el rostro dirigido al suelo y las mangas tapando sus manos.

Sin decir nada, se sentaron nuevamente en el sillón. Pero el dueño de casa habló. Era ahora o nunca.

-¿Por qué lloraste? -preguntó mirándolo a los ojos, pero sin ser correspondido. Jimin seguía cabizbaja y sin emitir ni un sonido. -Sé que esto debe ser abrumante para tí. Créeme que para mi también, no eres el único que está asimilando las cosas. -mencionó con cierto tono duro, que volvió a ablandar. -Pero, Jimin, quiero que hablemos bien, necesito saber qué nos pasó. Estábamos en un momento tan hermoso, si pudiera haberte ayudado yo...-

-No puedes ayudarme. Nadie puede. -y con ojos rojos e hinchados, le contestó a Yoongi. -Ya estoy muy hundido, lo que menos quiero hacer, es arrastrarte conmigo y que veas lo lamentable que soy. Doy asco, Yoongi. -tuvo que bajar la mirada para que sus lágrimas renovadas no sean notorias.

-¿Entonces por eso te fuiste? ¿Por qué te odiabas a ti y no querías ayuda? Es algo tan egoísta. -Jimin soltó un sollozo. Y Yoongi se rompió un poquito, deseaba llorar también pero quería mantenerse fuerte por ambos. -Pero, te hubiera ayudado. Jimin, eres la persona más hermosa y especial que tuve el placer de conocer y no sabes lo horrible que fue no tenerte a mi lado estos dos años. -apretaba con fuerza el borde del sofá. -Dolió muchísimo no tener noticias tuyas, saber que estabas solo. Quise buscarte, pero mi orgullo me detuvo tantas veces que llegué a olvidarte. Y volviste a mi y ahora no quiero dejarte ir. -confesó, con los sentimientos a flor de piel.

El castaño a su lado, soltaba demasiado sollozos juntos, parecía que no respiraba bien. Yoongi se acercó y tomó sus manos, que se reunían en su regazo. Las agarró con fuerza y las besó suavemente. Les dio muchos besos, pequeños y cortos, largos e intensos, repartió muchos por las pequeñas manos frías de aquel chico, apaciguando sus respiraciones.

-Yoongi, lamento todo. Realmente lo hago. Nunca quise dejarte, me hiciste muy bien en ese poco tiempo. Estos años te extrañé como loco y quería buscarte pero me enteré que salías con Jungkook y lo más probable era que me odiarás. -subió la mirada hacia el rubio y le sonrió con tristeza. -Muchas noches desee estar entre tus brazos de nuevo, pero me conformaba con la soledad. Me siento una mierda, Yoongi. Esto, -y se levantó la manga para mostrar la cicatriz vertical de su brazo, el otro muchacho cerró los ojos y apretó los labios, no quería escucharlo pero debía. -es la peor marca que podría tener alguien en su vida. Si, sobreviví, pero no sabía que al hacerlo sufriría el doble y seguiría sin tenerte conmigo. No sé si pueda quererte a ti, si no puedo siquiera quererme a mi mismo. Yo te amo, pero no sé si sea el amor que te mereces-sus lágrimas empapaban su cara, la cual estaba roja e inflada.

Yoongi se tomó el atrevimiento limpiar la cara de Jimin con su brazo, y con la mano, acarició una mejilla de Jimin. Lo miró profundamente, ahora volvería a hablar.

-Jimin, no me importa si me crees o no, si a partir de ahora tengo que repetirlo. Eres hermoso, tu cuerpo, tu personalidad. Eres lo más precioso que tuve y quiero volver a tener. Quiero cuidarte, quiero abrazarte cuando llores, quiero hacerte reír. Quiero besarte, acariciarte. Verte feliz, eso es lo que busco. Y quiero que seas feliz a mi lado, más si yo puedo causarte eso. -envolvió a Jimin en sus brazos y dejó que el contrario llorara en el espacio entre el cuello y la mandíbula. Sentía las lágrimas, pero era lo que menos le molestaba. Lo tenía de nuevo, podía tocarlo, sentirlo. Y juraba que los ojos le escocían, porque estaba sensible y débil. Jimin lo ponía de esa manera, sólo él.

-Lo siento, Yoongi, déjame intentarlo una vez más. Por favor, no me iré, pero no me dejes tampoco. Te necesito. -sus palabras se mezclaban con su llanto, pero era claro. El rubio, lo apretó más contra su cuerpo y le acariciaba la espalda, los cabellos, con parsimonia.

Se habían tumbado un poco, para estar de una manera más cómoda. Jimin ya no lloraba, pero mantenía la respiración agitada, intentando relajarse y dejarse llevar por los latidos del corazón de Yoongi, quien en ningún momento dejó de mover su mano en su espalda, de arriba a abajo, lentamente.

Ninguno decía nada, sin embargo, no tenían sueño y no sabían que hacer. Obligarse a dormir era duro y ver una película no era una opción. Entonces, a Jimin se le ocurrió una idea. Se levantó despacio del cuerpo del rubio, quien lo miro interrogatorimente. Caminó hacia los parlantes y conectó su celular, puso play y miró a Yoongi, con una pequeña sonrisa.

gym meeting « yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora