Volver A Soñar

✧•Lobo vestido de oveja•✧

Y ahí estaba, caminando a sala de detención por gritar en clase, me sentía tan desprotegida, y sentía enorme despreció y profundo rencor por todos y cada uno de esos simios, y sobretodo por el señor Patrick, mi profesor, qué en vez de comprenderme sólo me mandó a detención, pero claro, no podía esperar más de una persona qué odiaba a sus estudiantes tanto cómo a su patética y miserable existencia.

Me detuve frente a la puerta de madera marrón qué tenía una placa de plata la cual llevaba escrita la palabra "detención", dejé escapar un pesado suspiro y abrí la puerta, coloqué sobre el escritorio de la señora Nash la hoja qué justificaba el porqué estaba ahí, y está sólo me miró con desprecio, a lo cual yo sonreí.

- Malos ojos son cariño, señorita Nash.- canté con voz melódica y moviendo mi dedo índice de un lado a otro, mientras caminaba a mi asiento.

- No intentes pasarte de lista Maxwell.- emitió con voz ronca y amarga. Aún me preguntó si ella era una mujer o un hombre, tal vez un transgénero o un travestí.- Estarás aquí un largo tiempo, ponte cómoda.

Me quedé mirando la ventana aburrida, no había nadie en ese lugar a excepción de Nash y yo. Me sentía vigilada, sentí sus ojos mirándome fijamente, esos grandes y verdes ojos qué te hacían creer qué penetraba en tu alma.

No sentí más esa sensación cuando la puerta se abrió nuevamente, mostrando un rubio oxigenado de ojos cafés; el mismo rubio oxigenado de mi clase.

Desde el momento en el qué entró a detención era seguido por la mirada de Nash, mientras qué yo miraba divertida al oxigenado, no se por qué me causaba tanta gracia el siquiera verlo.

Dejó el papel blanco sobre la mesa y caminó con pasos decididos y confiados hasta el asiento junto a mí. Se quedó mirándome fijamente cómo si con sólo una miradita me analizará.

- Ya basta de mirarme rubio oxigenado.

Giré mi vista a otro lugar para evitar verlo, vi cómo dibujó una sonrisa burlona, lo que me hizo irritar un poco.

Los minutos se pasaban cómo si fueran segundos, no, parecían más microsegundos. Empezaba a quedarme dormida hasta qué sentí cómo una bola de papel impacto contra mi hombro, la tomé sin ser vista por "la ley" y la abrí aún que era algo difícil leer por lo arrugada qué estaba la hoja de papel.

"- Oye, ¿qué diablos ocurrió en el aula de clases?- B."

Decía la hoja, la "B" supongo significaba "Braham", ya qué era la inicial de su nombre. No tarde en tomar de mi mochila un lápiz y responderle de forma algo dura.

"- ¿Para qué quieres saber rubio oxigenado?- B."

Lancé la bola de papel la cual el tomó segundos después, lo vi reír por lo bajó y también cómo escribía mientras reía en voz baja, lanzando la bola de papel nuevamente a mí cuando término su escritura.

"- Por curiosidad.- B."

Por unos segundos estuve apuntó de tomar el lápiz, pero me detuve cuando vi cómo Nash salió corriendo. Braham y yo no pudimos evitar reírnos al ver a la señora "ojo de águila", salir corriendo del aula.

- Seguro le surgió una pequeña "emergencia".- hice comillas con mis dedos a lo cual el rubio oxigenado rió.

- ¿A qué viene tu forma de actuar y mal carácter?.

Braham parecía muy interesado en saber de mí, pero yo no mostraba el mínimo interés por entablar una relación de amistad con él. No quería abrir mi mente, ni corazón a nuevas personas; si era dura con los demás, era por miedo a ser lastimada, cómo dicen "las personas más duras, son las del corazón más débil" y yo no era una excepción.

Apreté los puños y lo miré con ceño fruncido, su pregunta era bastante irritante, él era demasiado persistente.

- No es de tu incumbencia oxigenado.

Esté suspiró pesadamente, me recordaba demasiado a los suspiros de mi padre tras la puerta de mi habitación cada vez qué era sacado a patadas, por así decirlo.

- Al parecer no tienes muchos amigos, ¿no?.- esbozo una sonrisa ladeada mientras yo lo seguía mirando con molestia y fastidió.- ¿Qué te tiene tan molesta con el mundo?.

Nuevamente me atacó con sus preguntas sobre mí, era sumamente molestó, cómo si su único objetivó era conocerme más afondo. A mí simplemente me parecía molestó y terco.

- ¿Cúal es el empeñó en conocerme?.- respondí a su pregunta con otra pregunta, evitando así otra pregunta de su parte.- ¿Acaso te pagan o qué?, ¿qué ganas con esto?.

Braham sólo rió en voz baja y volvió a mirarme con sus ojos café y sonrisa ladeada, cómo si yo realmente le divirtiera.

- Realmente eres muy desconfiada del mundo, ¿no?, ¿qué te hizo el mundo, qué tanto desprecias a los demás?.- al parecer le gustaba hacer preguntas, sinceramente parecía qué su hobbie era meterse en la vida de otros y en lo qué no le incumbía.

- ¿Quieres qué te lo diga?, bien te lo diré. Mi madre murió hace dos semanas, siempre estuve sola, no tengo amigos, soy la niña rara a la qué nadie más quiere, soy el fantasma de la clase y prácticamente no existo.- le hable en tono fuerte y quebrado, mis ojos se humedecían mientras apretaba mis puños, sentía cómo mis emociones empezaban a colisionar, pero yo no quería qué me viera llorar.- ¿Contentó?, ¿ya eres feliz oxigenado?.

Él se mordió el labio cómo pensando qué decir, se formó un silenció muy poco cómodo y me empezaba a quitar las lágrimas qué amenazaban en salir.

- No debes de estar sola nunca más.- ánimo con una de sus tantas sonrisas de lado y brilló en sus ojos, se levantó de su asiento y se quedó de pié frente a mí, sólo mirándome con una sonrisa.

Lo miré aún con ojos humedecidos, no sabia si creerle o pensar qué era un engaño más del mundo cruel en el qué vivimos.

- Yo no quiero tu caridad.- tomé mis cosas y salí del aula, con la mirada baja y caminando tan rápido cómo pude o más bien corriendo.

Me daba igual si era suspendida, o me iban a dar tres, cuatro o una semana de detención, quería apartarme de la hipocresía de los demás, nada me garantizaba qué Braham no era más qué un lobo vestido de oveja, nada me garantizaba qué si yo aceptaba abrirle pasó a mí, no me lastimaría cómo muchas otras personas, sus intenciones podrían haber sido las mejores del mundo, pero no sabia si sólo era un buen chico o si era un hipócrita cómo los demás simios de la escuela.