"Si me preguntasen quién soy, no sabría muy bien qué decir. Es decir, soy todo lo que he vivido; soy las personas que quiero, mis recuerdos, sentimientos.
Pero creo que para empezar podría decir mi nombre, Charlie. El masculino, no femenino. Aunque muchos creen que por mis preferencias podría ser una mujer. Ridículo. No por ser gay tengo que ser menos hombre..."
Observo la hora y no puedo creer que ya sea tan tarde, dejo el lápiz encima de mi cuaderno. Mañana es la ceremonia de graduación y no quiero aparecer con ojeras. Sí, estaba escribiendo mi discurso.
Tengo un secreto que pienso contar.
Perdí la cuenta de hace cuánto tiempo que estoy enamorado. Él sabe que soy homosexual pero estoy seguro de que jamás sospechó de que yo pudiese amarlo de esa manera. Cometí el pecado de enamorarme de él.
Me gustaría habérselo contado antes, pero no era tan valiente como ahora. No tenía la seguridad de que él me iba aceptar; y no es que me fuese a corresponder ahora, pero no puedo despedirme de él sin ser totalmente honesto sobre lo que siento. Me sentía como un farsante. Por eso estoy escribiendo mi discurso de graduación, para que él y todos se enteren. Necesito sacarlo de mi pecho, duela o no su respuesta.
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Siento sus dedos rozar mi cuello cuando anuda mi corbata, inhalo profundo.
-No estés nervioso...
Había insistido en que lo deje anudar mi corbata. Y por supuesto que no pude resistirme.
Cuando exhalo su cabello se mueve ligeramente.
-Solo tienes que respirar bien y relajarte.
Imposible calmarme con su proximidad.
-Lo harás genial... Como todo lo que haces. -Suelta una risita y me dan ganas de pegarlo a la pared y probar sus labios. ¿Sabrán tan bien como lucen?
Termina el nudo y se queda mirando la base de mi cuello. No sé si está pensando o realmente mirando mi piel. Levanta la mirada, directamente a mis ojos. Es inescrutable; siempre lo fue.
Me permito perderme, al menos una última vez, en sus ojos avellanas.
Carraspea después de lo que parecieron varios minutos. ¿En qué piensas?
Me atrevo a levantar mi mano y correr un mechón de su cabello oscuro. Un rulo que se escapó y cubre su frente. Él se sobresalta pero no quita mi mano. Mis labios forman una leve sonrisa inconsciente.
De fondo se escucha como la ceremonia va comenzando. Despego mi mirada y me dispongo a salir de baño pero de pronto siento su mano agarrar mi brazo, deteniendo mis pasos. Lo próximo que supe es que estaba entre sus brazos. Pero no era un abrazo normal como el que se dan los amigos, este está cargado de un sentimiento que no sé reconocer pero que me provoca miles de sensaciones. Las famosas y horribles "Mariposas en el estómago".
Me había prohibido llorar. Y no lo haría.
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Subo al escenario y camino hasta el micrófono bajo los focos. Las luces de estos no me dejan ver a los estudiantes, y en parte me molesta. Quiero verlo a él. Siento que se me acaba el tiempo para poder verlo, abrazarlo, escuchar su voz.
Todo el lugar está en silencio esperando por mis palabras. Así que tomo la hoja que escribí a la noche y leo.
"... Probablemente les tendría que hablar de la situación en la que nos encontramos, terminando el colegio, pero decidí usar esta oportunidad para hablar sobre mí. Bueno no exactamente yo, sino alguien que es parte de mí. Una persona a la cual le he entregado mi corazón aunque no estoy seguro de que esta lo sepa. Alguien a quien van dedicadas estas palabras, a quien siempre le dedico sonrisas y miradas cargadas de un sentimiento más profundo del que cree. A esa persona pronto la voy a dejar de ver. Dejaré de admirar su rostro, sí, todo su rostro; porque en todo el tiempo en el que pude apreciarlo, no encontré ni una falla. Y cada vez que lo observo, me sorprende como si fuera la primera vez. Y no me da pena decir que estoy enamorado de él. Sí, él. Un chico enamorado de otro y nadie tiene porque escandalizarse; es algo totalmente normal, bueno, dudo que mi obsesión por él sea normal. Que esto que siento sea normal. Pero sí es verdadero y eso es lo único que cuenta.
¿Cuándo vamos a dejar de juzgar al otro por sus gustos? Sé la respuesta pero me dan ganas de llorar de solo pensarla. Por eso quiero decirlo delante de todos, delante de él.
Estoy enamorado de ti, no hace falta de diga tu nombre tú sabes quién eres."
Ni gracias ni adiós, me alejo de micrófono y de los estudiantes; algunos confundidos, otros emocionados y no dudo de que haya alguno furioso. Bajo del escenario y dejo que mi muro se rompa. Corro hasta el primer salón vacío que encuentro, entro y cierro la puerta. Me deslizo por esta hasta el piso. Tengo la mente en blanco, no puedo pensar nada. Me siento satisfecho y a la vez con miedo, ¿se habrá dado cuenta que le hablaba a él?
Escucho unos golpes en la puerta. No me muevo.
-Voy a ser sincero...
Su voz.
Me preparo para el golpe sentimental.
-¿Estoy mal si creo que yo soy el dueño de tus miradas y sonrisas?
Y las lágrimas caen, porque su tono de voz significa que no le molesta y eso hace que duela más nuestra despedida.
-Eres un idiota, ¿por qué no lo has dicho antes?
Escucho las lágrimas en su voz.
-Perdimos el tiempo... -Murmura, y esa frase me hace levantarme y abrir la puerta.
Está parado en frente mío con las manos cubriendo su rostro.
Sin pensar hago lo que llevo años soñando.
Levanto su mentón y pruebo sus labios.
Mientras lloro y lo beso, rezo para que el destino vuelva a juntarnos.
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