CAPITULO 6- Lost memory.

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Estaba tan tranquila.

El aire era fresco pero relajante.

Las risas de los niños le traían calma y paz.

Se sintió... bien.

Sonrió suave mirando a los niños. Dos retoños, dos bebés que ella cuidaría y siempre estaría para ellos... estaría para ellos.

Respiro tomando el aroma a otoño, el lugar era hermoso aun si las flores querían marchitarse para las épocas frías. Aun si algunos guardias parecían entrenarse fríamente, pero no le importaba. Solo tenía ojos para sus niños.

Rin corría y Shippo saltaba esquiando los intentos de la pequeña de agarrarlo. Ella estaba allí, sonriendo con una bandeja de té que una sirvienta trajo, y que la miraba con pena... reconocía el sentido de la pena, muchas veces creía tenerlo, pero ahora no... ahora solo estaba vacía... vacía, pero existente para ellos.

-señorita Kagome, mire, Rin trajo lindas flores-

-también le ayude Kagome.

Sonrió a ambos y los abrazo.- hora del té.

Ambos rieron y saltaron como si no hubiera nada malo en el mundo. Nada les pasaría mientras ella estuviera allí. Dejo que su poder de miko saliera de su cuerpo como siempre hacia, y abrasase a ambos niños evitando que el frio entrase en su cuerpo. Ahora sin sentir algo sentía que sus poderes eran más fáciles de acceder, más poderosos, todo lo necesario para ellos.

Sirvió y sonrió, dejo que le contasen lo que hicieron en el día pese a que lo había visto, nunca intervino.

-cachorros- intervino una voz. Ambos se giraron para ver a la madre del Sesshomaru.- tengo que hablar con la miko, vayan a divertirse.

-si.

-...si...

La voz de Shippo la molesto, no quería que estuvieran mal. Se le acerco y acaricio sus cabellos rojizos. Sus ojos verdes la miraron con un brillo extraño, no recordaba que era, pero la abrazo.

-vayan a jugar al patio. Los veré. Estaré aquí- sonrió suave.

Ambos la miraron y asintiendo bebieron el resto de su té, para luego correr y jugar con hojas que caían.

Sintió la presencia de la mujer cerca suyo pero no presto atención, sus ojos iban a los niños. Sintió como sus ojos dorados la miraba, ojos dorados, un recordatorio que parecía perderse en su mente.

-miko, dime que sabes de tus enseñanzas- pidió. La diferencia con su hijo era que no parecía tan fría como él, pero a ella no le importaba.- quiero saber así podrás enseñar a los cachorros, o sino pediré maestros. La humana cachorro debe entrenarse para ser una lady, siendo la protegida de mi hijo, y el cachorro kitsune debe enseñarse.

Kagome apenas le prestó atención, pero reconocía la enseñanza. Su madre siempre le enseñaba y ella aprendía en el colegio. Un dolor agridulce paso cuando recordaba esas épocas pero lo descarto. Miro a sus hijos que corrían. Rin era preciosa pero sabía que crecería y eso le daba alegría y pena, como también Shippo, debía prepararse para aprender a ser un kitsune mejor y poderoso.

Pero aun así no respondió. Solo siguió velando por ellos. Sintió el tiempo pasar y el té acabarse pero nada salía de su boca, solo una sonrisa formada hacia tanto tiempo.

Escucho lo que era un suspiro y los niños llegaron justo cuando una sirvienta llego para informar que el almuerzo estaba preparado. Ambos corrieron felices hacia ella y tomando sus manos la guiaron hacia el comedor. El esplendor mostraba un estatus alto, pero sus ojos solo eran para pos niños, lo demás era sin importancia. Sin embargo dejo que su poder sondeara el lugar para evitar daño a sus niños.

Me enseñaste a sentir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora