Repeaters [Yaoi/Gay]

2- Cuidado con los Hermanos

Coppelia, su nombre, sus ojos, sus labios, todo era perfecto en ella.

Fue entonces cuando la vi retroceder asustada.

- Tú eres uno de los que se ha peleado, de la clase de los repetidores - dijo asustada.

Y como no...mi maldita reputación lo había estropeado, ¡Todo era culpa de Scar! Si no me hubiera llamado "China" ahora Coppelia y yo seríamos felices, con una casa en la playa y dos hijos.

Vale, me he pasado...¡Pero lo de la pelea había sido su culpa!

- Bueno ¿Quieres ayuda o no? No muerdo - intenté calmarla, vale me había metido en líos con solo llegar, pero eso no significa que llevará una navaja en el bolsillo derecho o que vendiese droga.

Coppelia asintió con la cabeza, le ayude a recoger los papeles y a volver a poner las cajas en su sitio.

- Quédate aquí - dije mirando su tobillo, fui a por un botiquín y le puse una venda.

- Gracias, no eres tan malo como pensaba - sonrió, mis mejillas se tiñeron de rojo, sin duda me había enamorado.

- ¿Debo tomármelo como un cumplido? - pregunté, cosa que le hizo bastante gracia.

Su sonrisa, su risa, ella era simplemente perfecta, no me cansaría de decirlo.

- Me tengo que ir, hasta pronto - se despidió con una gran sonrisa.

Al parecer las cosas no me irían tan mal en ese sitio...

Me dirigí a ese sitio que tenía que llamar "casa" aunque no fuese mi hogar.

Mis padres adoptivos no estaban, un golpe de suerte.

- Scar -

Iba caminando junto a Law y esa rata que tenía como novia, Angélica, hablaba y hablaba ¿No podía callarse?

Pensaba en el castigo, ese maldito niñato ruso, había cavado su propia tumba, no sabía con quién se estaba metiendo.

- Bueno ya hemos llegado - sonrió Angélica una vez habíamos llegado a su portal, ella me miró con unos ojos de cachorrito, sabia lo que quería pero de solo pensarlo me daban arcadas, rápidamente le di un corto beso para que estuviera contenta.

Después Law y yo nos dirigimos a su casa.

Nos paramos en el portal, los padres de Law eran bastante estrictos, se pensaban que su hija era un angelito y era todo lo contrario, en el portal se acomodaba la ropa y arreglaba su pelo con un moño para dar buena imagen.

- Sabes, si no te gusta Angélica deberías dejarla - comentó mientras subíamos en ascensor, Law era mi mejor amiga, ya se había dado cuenta de que a mi Angélica no me gustaba, bueno no le gustaba a nadie.

- Es complicado - suspiré.

Al fin llegamos a casa de Law, ella fue la primera en entrar, mirando a su alrededor para ver si estaban sus padres, al ver que el terreno estaba seguro, se quitó el moño, ahora podía estar tranquila.

Nos dirigimos al salón donde comenzamos a jugar a videojuegos, claramente yo iba ganando.

En ese momento apareció a la persona que realmente daba miedo en casa de Law, más que sus padres, su hermano...

Un joven de veinticinco años, alto, con los ojo azules y el pelo rubio y alborotado.

- Hola Tyler - sonreí a lo que el contestó con una mirada asesina, que poco cariñoso.