Capitulo 3

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"Detalles"

Marinette

El fin de semana empieza y tengo los planes de dormir hasta más tarde pero mi tía entra y se sienta sobre mi cama preguntandome por los detalles, intento ignorarla pero no sirve porque se que no me va a dejar en paz al menos hasta que obtenga algo.

Me siento sobre la cama y se acomoda le empiezo a contar cosas nada relevantes de mi charla con el señor Adrien.

Pasamos de hablar de el a hablar de mi madre.

—ya le comenté a tu madre que vendrás con nosotros

—¿y que te dijo?

—pues obviamente no está de acuerdo y creo que esta esperando a que tu se lo digas.

—pues si te dijo que no, mucho menos a mi.

—escúchame Marinette, eres mayor de edad ya nada puede impedirte el que te vayas.

—voy a intentarlo.

Ya había pasado más de medio día y me había planteado el hablarle ser directa y decir lo que quería.

Yo empecé tranquila, pero directamente, fría y sin siquiera mirarme me dijo que: no.

—¿qué, porqué?

—Marinette solo no vas y ya.

—no, si hay una razón.

—no quiero estar debiendole favores a tu tío.

—ellos no lo hacen por eso.

—tu no lo sabes

—me duele que creas que soy así Sabine—mi tío aparece bajando las gradas e intento calmarme—

—he tomado una decisión y he dicho que no iras.

—yo también tomé mi decisión y es que  me largaré de tu casa.

—Marinette escúchame!!!—me toma del antebrazo apretando con fuerza, me resisto y mi tío se interpone entre las dos—

—Sabine tu actitud de hoy ya raya lo violento para con tu hija, puedo perdonar cualquier ofensa hacia mi, pero no contra ella.

—Cheng no te metas, no es tu hija.

—no lo es, sin embargo la considero como tal.

—tío no vale la pena.

—yo no estaría discutiendo con tu tío ahora de no ser por ti—me aguanto las lagrimas y respiro hondo pero estoy a nada de explotar.—

—tienes razón, todo es mi culpa.—esta vez corro y no me detiene en el camino,  voy por una maleta a mi habitación y empiezo a poner mis ropas sin acomodarlas—

—ella tiene razón...—la ropa sigue entrando—todo es mi culpa—si no hubiera insistido en irme todo estaría tranquilo—es mi culpa—tomo una gran cantidad de ropa y hundo mi rostro en ella y un grito se pierde en el montón—

—¿estás bien?—Estefan ha entrado y no necesito mirarlo porque no quiero que me vea así—

—si no te preocupes—cuando ya no siento mi rostro húmedo lo levanto para mirarlo—

—¿de verdad vas a irte?

—quiero irme, mamá no dejará que crezca y no quiero casarme con algún hombre que ella me presente.

—¿entonces vas a dejarme?

—vas a estar bien—me acomodo de rodillas—siempre lo estas.

—perdón por cómo mamá te trató todos estos años.

NO IMPORTA LA EDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora