MUERTE

3.1K 118 62
                                    

Todo comenzó en nuestras vacaciones de invierno. Le propuse a Kyabe ir a otro planeta durante un par de semanas, a lo que él accedió, felíz. Desde que nos casamos, nuestros trabajos no nos permitieron pasar mucho tiempo juntos.

    Ya habíamos llegado a nuestro destino. El planeta Tierra. Allí, habitaba la raza humana. Los humanos eran seres muy parecidos a los saiyajin, sólo que estos tenían menos poder y más variedades de color de ojos, piel y cabello. Mi pequeño parecía muy emocionado.

    Nos asentamos en un hotel, parecía una buena elección. La recepcionista me miró extrañada. Los guardias también. No me sorprende, escuché que, por aquí, la gente no sabe mucho sobre la vida en otros planetas. Al menos no parecen tener una actitud agresiva.

    En cuanto llegamos a la habitación, nos quitamos los abrigos y pusimos la calefacción. La nieve caía afuera, mientras el viento movía las copas de los árboles. La estancia se volvió cálida, cosa que nos relajó. Sentados en un sillón, bien pegados, disfrutábamos del calor corporal ajeno. En eso, siento como Kyabe se separa de mí lentamente, levantándose.

- Hit, ¿quieres chocolate caliente?

- ¿Qué es eso?

- Es una bebida de por aquí. Compré un poco en el centro. ¿Lo probamos?

- De acuerdo, déjame ayudarte a hacerlo. Más tarde, ¿salimos a algún sitio?

- Esta ciudad es muy grande. Escuché de un lugar al que podríamos ir.

- ¿Dónde?

- Será una sorpresa - canturreó juguetonamente, guiñándome un ojo. Acto seguido, dio media vuelta y se dirigió a la cocina.

    Tomamos un buen desayuno, de chocolate caliente y algunas... ¿galletas? Sí, creo que eso eran. Al pequeño le gustaron mucho esas cosas dulces. A mí me gustó verlo con el rostro lleno de migajas, era muy tierno. Luego, volvimos a vestirnos, para salir a pasear un poco.

- Hit... gracias por traerme. De verdad quería venir - susurró una vez que ya estábamos en la calle, tomados de la mano.

- No tienes porqué agradecer. Si a ti te gusta, sé que a mí también me gustará.

- Bueno... ven, por aquí - indicó, conduciéndome a un gran edificio.

- ¿Qué es este lugar?

- Es la estación. Hay un lugar al que quiero llevarte. Para llegar, tomaremos el metro, ¿sí?

- ¿El metro?

- No me digas que nunca haz estado en uno. También los hay en otros planetas, ya sabes, el tren subterráneo.

- Ah, esos... wow, hace siglos que no me subo a uno. Tengo miedo - dramaticé, llevándome una mano al pecho. Él río y se abrazó a mi brazo.

- Ven, hay que apresurarnos, ya está por llegar - dijo divertido, corriendo hacia las escaleras que iban al subsuelo. Lo seguí, fingiendo estar dispuesto a atraparlo.

  Fue entonces cuando sucedió.

    Corriendo en las escaleras, como un par de niños pequeños. Eso no pudo acabar bien. Sentí un ruido, que indicaba que el tren estaba justo por llegar y, al mismo tiempo, lo vi caer. Se había tropezado en un escalón. Cayó rodando, hasta las vías... justo cuando el tren pasó. Y lo aplastó.

    Escuché gritos. El tren se detuvo. A través de mis llorosos ojos, vi que él ya no estaba ahí. Había una mancha de sangre en su lugar.

    Llegó una ambulancia. Sacaron su destrozado cuerpo de ahí abajo. Estaba casi irreconocible. Cientos de huesos rotos. Sangre que no paraba de fluir. Pedazos de piel desgarrada. Ojos en blanco. Fue entonces cuando me di cuenta de que ya no vivía.

    Murió frente a mis propios ojos. No pude hacer nada al respecto. Nada de salto en el tiempo, ni fuerza, ni nada. No pude salvarlo, a pesar de que juré protegerlo de todo, en el momento que nos casamos. Soy un maldito inútil.

    Me sentía devastado, tanto que...



- Papi, ese cuento ez muy tiste. Cuéntame oto mejod.

- ¿Muy triste, dices? Pero si...

- Maldita sea, Hit, ¿otra vez contándole eso a nuestra hija?

- ¿Nunca te preguntaste que hubiera pasado si yo no te hubiera rescatado del tren?

- En realidad no, ya deja eso, han pasado siete años.

- Papi quiede musho a mami y la salvó, ¡ese cuento me guta más!

- De acuerdo, lo siento. Te contaré ese cuento a partir de ahora.

- Bien dicho... y gracias por salvarme, mi héroe.

- ¡Y gasias a tod@s pod leé!






¿Pensaron qué sería un one-shot sad? Pos no v;

Se les quiere mucho!!

See you next level

One-shots || Hittabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora