Pied Piper #1

35 7 1
                                    

Jungkook se encontraba en la sala de música, desde que había leído aquella historia del Flautista de Hamelin no dejaba la flauta ni por un segundo.

“Si él pudo atraer a las ratas con su música no ha de ser tan difícil atraer a la gente” ese era el pensamiento que tenía cada vez que tocaba aquel melódico instrumento.


Desde pequeño el siempre pensó que  las cosas que pasaban en los cuentos podían volverse realidad, sólo que ninguna persona lo había intentado.


Muchos le recordaban que esos pensamientos eran infantiles, aún así al pelinegro nunca le importó, seguía intentándolo sin importar qué.


—Jungkook, ya es tarde, deberíamos irnos— uno de sus mejores amigos, Seokjin, se asomaba por la puerta del salón.


—Cinco minutos más.


—Siempre dices lo mismo y terminas quedándote hasta que anochece, no creas que seguiré cayendo en tus juegos, niño— el azabache soltó una pequeña risa, mientras dirigía su mirada hacía el mayor.


—Hyung, por favor...


Quería negarse pero no podía, nadie se resistía a aquella hermosa sonrisa que su dongsaeng poseía. Mostrando aquellos brillantes y adorables dientes de conejo, y el ver como sus ojos se convertían en medias lunas era simplemente precioso.


—Esta bien, pero voy a quedarme contigo para asegurarme de que no te quedarás hasta tarde.


Jungkook se preocupó un poco por lo que su mayor dijo.


—¿No tenías que ir a buscar a tu primo? Si mal no recuerdo dijiste que acababa de llegar y apenas conocía la ciudad- Jeon no quería que el primo de Seokjin terminase perdiéndose en un lugar tan grande en el que vivían sólo porque él quisiese seguir practicando con su flauta.


—Él está aquí, no te preocupes.


El menor se sentía culpable, no conocía al primo de Seokjin pero estaba seguro de que no se sentiría del todo cómodo esperando, así que empezó a guardar las pocas cosas que tenía allí, mientras Jin seguía cada uno de sus movimientos con una mirada de sorpresa.


—No tenías que hacer eso, Jungkook— el mayor rió un poco mientras cruzaba su brazo por el hombro del menor, quien sonreía alegremente.


—No me gustaría que tu primo se enoje contigo por mi culpa, Hyung— le dedicó una de sus bellas sonrisas para continuar diciendo— además, no porque practique menos será el fin del mundo, tengo mucho tiempo.


Ambos iban riendo hasta que el mayor de ambos jóvenes recordó algo.


—Ahora que lo recuerdo— dijo mientras ponía sus manos en su cabeza en muestra de preocupación — olvidé que Taehyung dijo que volvería solo, ay no, ay no, mi madre y mi tía me matarán.


Jeon no entendía nada pero tenía una idea de quien podría ser el primo de su amigo, al ver a un chico en la puerta del colegio, de espaldas, que a simple vista se notaba que esperaba a alguien.


—¿No es ese?— el mayor rápidamente giro la mirada hacia donde veía su dongsaeng, suspirando aliviado al darse cuenta de que tenía razón.


Rápidamente el chico se dio vuelta al sentir como era golpeado con algo –más bien con una pequeña piedra que Seokjin había encontrado por ahí y la había lanzado a su cabeza para que “volviera a la tierra”-, al ver su rostro, Jungkook no pudo pensar otra cosa, le sorprendía que tuviese una belleza única y natural, era en verdad hipnotizante. Ahora entendía cuando su amigo decía que venía de una familia que poseía un atractivo incomparable.


De repente siente como su cabeza es golpeada con la misma piedra que su amigo había usado para golpear la de su primo.


—Ambos son iguales, prácticamente viven en las nubes— dijo Jin riendo con su característica sonrisa.


—¿Por qué mejor no le pides a alguien normal que te venda su risa?—Taehyung rió un poco por su propio comentario, para luego seguir riendo al ver como su primo llevaba una de sus manos a su corazón, fingiendo que eso le había dolido.


—Yo te quería, Tae. Eras mi primo favorito.


—Hyung, soy tu único primo.


En ese momento, Taehyung quedó paralizado al escuchar la risa del menor de los tres, era suave y encantadora, cosa que le parecía muy atractiva.


—Shh, cállate que Jungkook no lo sabe—el mayor de todos le gustaba dramatizar las cosas pequeñas, eso es algo que le gustaba mucho al menor, le parecía algo divertido y agradable.


—Hyung, eres muy malo para los secretos ¿lo sabes, verdad?


—Ustedes sois malas personas.


El transcurso del camino a donde sea que fueran fue entre conversaciones sin sentido y risas por parte de los tres. Taehyung le había parecido muy agradable el amigo de su primo, además de que tenía un físico muy tierno, algo que realmente le encantaba.


Esperaba con ansias poder forjar una amistad con él, aunque no se sentía seguro. ¿Realmente quería sólo ser su amigo?


Él tenía en claro que no sentía atracción hacía las chicas, nunca le avergonzó admitirlo, pero el conocer a aquel chico le estaba haciendo dudar sobre sus sentimientos, porque él ya tenía pareja, a la cual amaba mucho –aunque aquel adorable pelinegro lo ponía en duda– ¿estaba seguro de que era así?


Sabía que una relación a distancia sería difícil, ¿pero perder el interés de un día para el otro? Es algo que le hacía sentir culpable.


Tal vez Jungkook no lo sabía, pero no era necesario ser como el Flautista de Hamelin para atraer a alguien...

Pied Piper || VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora