PRÓLOGO

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Joy era una chica muy tierna, alegre y carismática, por lo cuál siempre estaba rodeada de muchas personas. Le encantaba ayudar a los demás, esa era una de sus principales cualidades y sus amigos siempre decían que ella era una muy buena amiga.

Toda esa pacífica vida se vio interrumpida cuando Joy se mudó de su ciudad natal por razones familiares. Su estilo de vida cambió repentinamente y tuvo que verse obligada a cambiar de instituto por esa misma razón. Sin embargo, no todo era tan malo. Hoy era su primer día de clases, se notaba que ella estaba muy nerviosa, pero también emocionada por dicha situación. Visitaría nuevos lugares, mejoraría sus calificaciones, seguiría con su hobby favorito, conocería nuevas personas y quién sabe, hasta podría encontrar al amor de su vida. Eso era lo que pensaba la chica, como cualquier adolescente de su edad, mientras iba de camino hacia su nueva escuela tranquilamente, tarareando una dulce melodía en el transcurso.

Su nuevo hogar estaba a pocas cuadras del instituto, por tanto, sólo debía de caminar unas pocas calles para llegar hacia su destino. La adolescente admiraba con atención el lugar que la rodeaba mientras aún continuaba cantando aquella melodía que tenía pegada desde hace días. Fue entonces cuando la rubia se percató de que un grupo de cuatro jóvenes la habían rodeado repentinamente, dejándola sin escapatoria. Joy se imaginó el peor escenario de todos. Pensó que ellos querrían robarle o incluso hacerle algo mucho peor, no obstante, notó que estos chicos tenían el mismo uniforme que ella, pero aún así estaba demasiado asustada como para correr, ya que no había ni una sola persona pasando por el lugar que pudiese ayudarle si es que su plan fallaba.

En aquella situación tan peligrosa, uno de los chicos se acercó hacia Joy, seguido por su grupo que no dudó en sostener a la chica por ambos brazos y quitarle sus pertenencias. Joy quedó paralizada. No sabía que intenciones tenían estos chicos, parecían ser de un grado superior y por tanto, eran mucho más fuertes físicamente en comparación a ella. ¿Este iba a ser su primer día de clases? ¿En qué tipo de lio se había metido? ¿Acaso ella había provocado de alguna forma este ataque por parte de los adolescentes? Un montón de preguntas hacían eco en la cabeza de Joy en aquel instante, pero lo más importante ahora era poder zafarse de aquellos chicos que por alguna razón, querían molestarla.

─Eres bastante bonita, quizá debamos de divertirnos con ella de otra forma, ¿no lo creen, chicos? ─Dijo inesperadamente uno de ellos a modo de burla, mientras sostenía uno de los brazos de la rubia, quién se había percatado de las intenciones tan sucias que éste tenía sobre ella.

─¿¡E-eh!? ¿¡Quién te crees que eres!? ─Contestó la rubia de forma inmediata, para luego sacar fuerzas de donde pudiera y así pisar fuertemente los pies de sus captores hasta liberarse de ellos y prontamente lanzarse hacia el otro chico que tenía sus pertenencias.

─¡Si quieres tu mochila, tendrás que atraparla! ─Gritó aquel joven riéndose de la situación, al saber que era imposible que la chica pudiese recuperar sus cosas.

─¡Devuélvemela, por favor! ¿Por qué hacen esto? ¿Q-qué es lo que quieren?─Preguntaba Joy mientras intentaba quitarle sus cosas desesperadamente, haciendo lo posible por retener al chico.

─Claro que no te la vamos a devolver. ¡Intenta atraparla, pequeña! ─Dijo éste, lanzando todas sus cosas hacia el otro joven que atrapó rápidamente sus pertenencias.

─¡No estoy para sus juegos! ¡Denme mis cosas ahora! ─Gritó la rubia lanzándose hacia el otro chico, para poder quitarle sus cosas.

Joy estaba desesperada, no sabía como defenderse de ellos. Fue entonces cuando un rayo de esperanza pasó por su camino al ver que otro chico pasaba caminando por el lugar. Este miró a Joy fijamente, notando de inmediato la situación en la que estaba. El era alto, de cabello rubio, tenía unos ojos grandes y grises, además vestía una sudadera de color verde olivo que hacía juego con sus otras prendas.

No sólo se quedó mirando a Joy fijamente, sino que también se acercó hacia los chicos y les quitó la mochila, junto con las cosas de Joy. Ellos no dijeron nada, hubo un silencio bastante incómodo por parte de todos, hasta que finalmente se fueron de allí rápidamente. El ambiente había sido tenso, como si su presencia fuera símbolo de terror entre las personas. Justo en ese momento ella pensó "¿Qué rayos acaba de pasar? ¿Y quién es esta persona? Debería de agradecerle de alguna forma por el acto tan heroico que ha hecho."

Pero luego se retractó de dichos pensamientos cuando vió que este chico lanzó las pertenencias de ella hacia el suelo, ensuciando estas mismas y viendo la reacción que tenía la rubia al hacer lo que hizo.

─¡Hey! ¿¡Qué crees que haces!? ¡Dame mis pertenencias! ─Le gritó ella con un tono de voz bastante molesto.

─Claro que no te las daré, ahora me pertenecen a mi ─Dijo el de cabello rubio bromeando. ─Te las daré una vez que aceptes ser mía, o de lo contrario tendrás que ir sin mochila hoy.

─¿Eh? ¿Estás bromeando, no? ─Respondió Joy muy confundida, intentando descifrar que tipo de broma era esta.

El chico se mantuvo en silencio por unos cuantos segundos, hasta acercarse inesperadamente hacia el rostro de Joy. Ambos se miraron el uno al otro fijamente. Los ojos del joven eran muy profundos, tenía una mirada muy triste y sin ningún tipo de brillo. Por un momento Joy pensó que era muy atractivo, pero su personalidad echaba a perder todo lo bueno que ella había visto en él por un segundo. ¿Qué es lo que quería este chico? ¿Acaso todos en esta nueva escuela eran unos acosadores? ¿Por qué motivo le hacía tal propuesta?

─Vaya, ahora que lo pienso no te había visto por aquí antes, al parecer eres nueva en este lugar. ─Dijo él repentinamente, acercando una de sus manos hacia la mejilla de la rubia. ─Además... eres muy linda, tanto que podría besarte ahora mismo. ─Agregó con una sonrisa bastante coqueta de su parte, acercando sus labios hacia los de ella.

─P-pues si soy nueva, eso es bastante obvio, idiota. ─Respondió ella, sintiendo como la mano de su contrario recorría su mejilla sutilmente, hasta sentir la respiración de él a unos pocos centímetros de su rostro. ─ ¡He-hey! ¡Será mejor que te mantengas alejado de mí! ─Interrumpió Joy, empujando a su contrario lejos de ella para impedir aquel beso, o lo que sea que él planeaba.

─¡Jaja! No seas aburrida, sólo iba a darte un beso, ¿o qué, acaso nunca has dado uno? ─Preguntó, ya sabiendo la respuesta por las reacciones que ésta tenía.

─¿¡Qué!? ¡Ni loca te daría un beso! ¡Ya déjame en paz! ─Dijo la rubia muy enojada, pues había acertado. Joy nunca había besado a nadie antes y menos querría hacerlo ahora con un chico tan cruel como él, además apenas lo había conocido y no entendía que demonios tenía este hombre en mente.

Y tras pronunciar dichas palabras, el timbre de la escuela comenzó a sonar repentinamente, escuchándose por todo el lugar y dejando a ambos con la incógnita de quiénes eran y cuáles eran sus nombres. El chico de aquellos ojos grises y cabello rubio sonrió de forma maliciosa luego de escucharla, confirmando su teoría satisfactoriamente, para luego lanzar las cosas de Joy lejos de ella e irse caminando como si nada hacia el instituto, dejando a la rubia sola nuevamente en aquella ruta que había sido un pequeño infierno efímero.

─Ah... Ya he empezado muy mal el día, apenas llegué a este lugar y unos chicos comenzaron a molestarme, me pregunto que seguirá después. ─Pensaba Joy para sí misma, mientras corría a recoger sus cosas del suelo rápidamente, puesto que el timbre que sonaba significaba que ya era la hora final para poder ingresar a clases, pero sabía que llegaría un poco tarde de todas formas dado a que sus ánimos se encontraban por el suelo al saber que aquellas personas que la habían intimidado hace unos cuantos minutos se encontraban en su misma escuela.

¿Por qué me hiciste daño? | Joytrap FNAFHS [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora