Parte II

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—¿Tan idiota me crees? —Soltó Richard al verle ya en la sala.

Esta vez ella no dijo nada, estaba fastidiada y aburrida de tantas discusiones que tenía con él.

Carla ya no se hacer... he intentado ¡Todo! ¡Pero me es más que imposible!

—Podrías bajar la voz —Musitó ella masajeándose la cien.

—¡Si podría! ¡Pero al parecer contigo las cosas funcionan de este modo!

—¿Por qué tantos gritos?

«Perfecto, otra sapa en el pantano...» Pensó Carla.

—Nada Amor —Contestó Richard mirando hacia las escaleras —Regresa a la habitación, en 5 minutos subo.

—Okey, te espero. Antes iré a prepararme un Té —La oportunista de Bárbara miró a Carla disimuladamente con burla, besó a su esposo y siguió su camino hacia la cocina. —¿Te apetece uno?

«¿Hasta cuándo toda esta maldita mierda?» Se dijo a sí misma.

—Claro —Sonrió y luego volvió la mirada a Carla con decepción. —Estoy muy cansado... Pensare muy bien tu castigo. Mañana hablaremos seriamente.

Con ira en su mirada, Carla se dispuso a subir a su habitación, sus puños y mandíbula apretados, estaban por acabar con todo a su paso. Pero su cólera no acababa allí, estando en el segundo piso, la estúpida de Brenda, recostada en el marco de la puerta de la habitación, le miraba satisfecha con lo que había pasado.

—No sé porque... —Dijo Carla acercándose a la puerta de su habitación —Algo me dice que tienes que ver en esto.

—¡Vaya! Puedes ser algo bruta para hacer tus cosas —Su voz de niña consentida le enfermaba. —Pero sabes atinarle a las cosas.

—Me enfermas, ojalá el maldito karma algún día actué en ti.

Antes de que ella dijera palabra alguna, Carla cerró la puerta de un golpe que resonó en sus oídos, provocando que el dolor de cabeza se hiciera más fuerte. «Tonta». Aunque no negó el sentir un gran peso dentro de si misma irse, al descargar su furia con la puerta...

—¡Vaya Carla! —Se dijo mientras revisaba su laptop. —Debes borrar muchas cosas, incluyendo música que ya no escuchas

Se quedó callada al escuchar pasos fuera de su habitación, por las voces que se oían sabía que se trataba de Bárbara y Richard.
«Esto me enferma»

—Amor has intentado de todo —un murmullo de Bárbara se escuchó —Debes aplicarle algo, que realmente le disguste y le quede de lección.

—Lo se... —Otro murmullo, pero esta vez de Richard —Pero ¿Qué? Ya no se ni que hacer... Esa muchacha me decepciona.

«¡Vamos Carla! no es para que sientas ese ardor en tu pecho»

—Si tan solo... —Añadió —Se comportará como Brenda... Y ni eso, porque no se llevan para nada bien.

El sonido de la puerta al cerrarse le hizo saber que ya no les escucharía más. Cerró su laptop, apagó la lámpara y se quedó dormida.

A la mañana siguiente...

—Entonces volviste a desobedecer —Dijo Macarena sirviéndole a Carla jugo de Naranja.

—Si, en conclusión así se podría llamar a lo que pasó anoche —La pequeña Castaña sacudió su cabello.

—Termina tu jugo y ve a bañarte, tienes los ojos como mapaches.

—¿Te ha dicho algo? —Preguntó ella bajando la camisa hasta sus caderas.

—No, y si... —Carla se embrolló —"El comportamiento de Carla cada día empeora", eso fue lo único que me dijo, pero sobre tu castigo... Lo siento, no tengo noticias sobre eso.

El timbre de la puerta resonó en sus oídos, ella no quería recibir a nadie, nunca lo hacía, así que subió a su habitación y tomó una ducha. Después de colocar su uniforme y tomar sus libros, salió de casa.

«Otro estúpido y aburridor día de clases»

La lista insignificante en la que por lastima se encontraba, iba siendo tachada con puntos y equis. Su apellido sonó, Carla alzó la mano haciendo presencia.

«Maldito sueño, desaparece de mi»

—Oye Morgan.

Alguien llamó a sus espaldas, pero ella no se tomó la molestia de voltear.

—los chichos apuestan a que no te graduarás con nosotros.

Se giró, y con ironía dirigió su palabra al idiota que le hablaba.

—¿Y que garantiza que tú te gradúes con ellos?

—Bueno... yo no llevo el año perdido como tú. —respondió el joven con una sonrisa cínica

—Puede que no me gradué con ustedes —Añadió ella —Pero tal vez si lo haga, por aparte, claro está.

Tres Horas pasaron, aburridas y llenas de amenazas sobre notas y calificaciones, sobre todo a Gordon, uno de los más desordenados de la clase, repetía año, y por desgracia ya tenía 20.

La campana de libertad sonó. Carla dio un suspiro de gloria.

« 45 minutos de libertad no estarían mal»

Con el paquete de galletas en su mano, se dirigió a tomar asiento en el verde césped. Estaba por sacar sus audífonos, pero soltó una maldición en voz baja al darse cuenta con quien estaba.

—Pero ¿Por qué? —La Voz de Brenda a sus espaldas le causó molestia. —Martin, te necesito ese día en casa, además... Mi papá no le ve problema en que vayas, y mi madre menos.

Martin al notar que Carla estaba cerca, hizo un sonido con su garganta, señas que Brenda entendió perfectamente.

—¿Qué haces ahí? —La castaña frunció el entrecejo al escuchar semejante pregunta estúpida.

—Si compraste este pedazo de suelo... —Dijo ella poniéndose de pie —Házmelo saber.

—Yo de ti no anduviera tan respondona Morgan —Sus miradas estaban a centímetros. —Mi Padre tiene asuntos pendientes que arreglar contigo.

—Y... ¿desde cuándo tú tienes presente las cosas que me pasan a mí? —Carla se cruzó de brazos.

—Sabes que si me convienen, les doy importancia.

—¿Convenirte? —Ella frunció el entrecejo.

—El verte en esas situaciones... —Brenda agarró a Martin de la mano —me satisface.

Era obvio, quería hacerle saber lo que tenía y el puesto que ocupaba en "la familia", la odiaba, la aborrecía, con solo verla el día se arruinaba...  

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⏰ Last updated: May 27, 2017 ⏰

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