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No sirve de nada luchar cuando todo se torna sencillo, solo se debe soñar con las luces apagadas, por el día se debe luchar.

Hoy dos suspiros separados por unos cuantos kilómetros escribían el gran comienzo de la historia que sus dos protagonistas en este momento no podrían ni siquiera imaginar.

Ellas conocen lo que significa la palabra "meta", y han luchado como nadie para lograr las suyas.

En el momento en el que Alba muestra su mayor mirada llena de esperanza a través de la ventanilla del tren, Ainhoa se sienta con inquietud en el sofá.
Las dos eran conscientes, de que todos estos años de trabajo, hoy traían sus recompensas.

Porque, quien nunca deja de creer, quien sueña en el lugar de dormir, quien cae para combatir y levantar, quien lucha hasta el final... Quien podría dar cientos de ejemplos más, no se rinde hasta conseguir lo prometido.

Hoy, una meta para ambas se cumplía.

Alba

Suspiro mientras observo como mis padres y mi hermano me miran tristes a través de la ventanilla del tren. Sé que se alegran por mí, pero entiendo que la pena se apodere de ellos, también a mí me causa tristeza marcharme para no verles a diario como acostumbro.

El tren se pone en marcha, y sacudo mi mano con énfasis, haciendo un gran esfuerzo porque una lágrima rebelde no se escape por mi mejilla.

Cuando pierdo a mi familia de vista, sonrío levemente, tengo diecinueve años y estoy cumpliendo la promesa que juré cumplir a los quince.

Mi vida hoy empezaba a ser otra completamente distinta, y sí, me daba algo de miedo, pero sin duda, la emoción era mayor.

Conocí a Ainhoa hace siete años, gracias al Atlético de Madrid, me río yo de los que dicen que "solo es fútbol"... Es tan impresionante cómo dos personas pueden conectar de tal manera a pesar de vivir a más de cuatrocientos kilómetros de distancia, que todavía hoy no me lo explico.

Supongo que todos soñamos con esa mejor amiga de las películas de Disney Channel con la que tienes todo y más en común, con la que vives una vida paralela, con la que coincides hasta en el más mínimo pensamiento... Pues sí, parece mentira, pero así éramos, y somos, Ainhoa y yo.

A pesar de la distancia, nunca nos negamos a perseguir ninguna de nuestras metas, y una de ellas, era vivir juntas en el piso que sus padres tenían vacíos en el centro de mi adorada capital madrileña.

Cierro los ojos, e intento dormir acompañada por la música que emitían mis cascos, aunque solo sea para que el viaje se me haga más ameno.

Cuando despierto, apenas queda media hora para llegar, y me sorprendo a mí misma, no creí que fuera a dormir tanto.

El tren para, y una sensación de nervios combinada con una gran emoción se apodera de mí. Por fin, solo cabía decir por fin.

Mis ojos visualizan a Ainhoa, con sus incontrolables rizos cayendo por sus hombros morenos, y con una sonrisa radiante. Corro hacia ella, para unirnos en un fuerte abrazo.

Cuando llegamos al portal, subimos hasta el pequeño piso que tiene lugar en el centro de la ciudad. Nada más abrir la puerta, siento la comodidad y la calidez del que será mi hogar.

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⏰ Última actualización: May 28, 2017 ⏰

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