Capítulo Unico

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Somos imposibles, pero aquí estamos, siendo imposibles juntos y dejando lo posible para otro día.

-Anónimo

Era una tarde calurosa y larga en la escuela de especial de la verdadera cruz; un clima bochornoso e incómodo predominaba en aquella época del año; las cigarras cantaban mientras los segundos pasaban lentos como el infierno

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Era una tarde calurosa y larga en la escuela de especial de la verdadera cruz; un clima bochornoso e incómodo predominaba en aquella época del año; las cigarras cantaban mientras los segundos pasaban lentos como el infierno. El bullicio dentro de las aulas escolares era inusualmente mínimo, tanto así que los maestros comenzaban a creer que el sol por fin había cocinado los cerebros apenas pensantes de sus alumnos.

No era diferente en el área restringida de los estudiantes aspirantes a ser exorcistas, que, maldecían las horas libres que tenían entre clases. El insoportable calor que se encerraba en las cuatro paredes en las que sus butacas viejas de mal gusto se encontraban solo irritaba a los más gruñones y desesperaba a los más hiperactivos. El caos se arremolinaba con lentitud entre los aburridos estudiantes, preparado para detonar en cualquier momento.

Tal vez fue la ola expansiva que derretía sus ideas lo que provocó que, uno de ellos, con valor y una sonrisa que gritaba picardía por todos lados, propusiera jugar a algo como grupo, un juego viejo, pero que nunca pasaba de moda, uno de aquellos juegos que solo buscaba crear problemas y avergonzar a los demás.

Verdad o reto, un juego simple, pero peligroso, algo que podía escalar a una velocidad inigualable y era capaz de rozar los lados más extremistas de las personas, un juego divertido y cruel a partes iguales, donde un elegido tendría que sopesar su tormento, decidiendo por cuál, pregunta o reto, perdería la dignidad. Si bien, un juego solo era eso, las personas no son tan simples: palabras, acciones, risas y enojos, la más mínima muestra de emoción podía arder en las bocas equivocadas y crear conmoción entre los integrantes.

Para los jóvenes amigos, eso no resultaba un problema real; un juego con tales usos y fines, no era tan complejo en sus mentes cachondas y ajenas del verdadero mal en las personas. Su morbo no llegaba más allá de conocer acerca de los límites y el pudor de los demás. Fue por ello que, sin dudar y con la emoción escociendo bajo su piel, los jóvenes aprendices se sentaron entre risas y bromas, formando un círculo entre ellos.

—¿Quién debería empezar? —una voz tímida y que apenas sobresalía entre las otras voces llamó la atención del grupo, que, a pesar de estar sentados, estaban dispersos, cada uno de ellos más interesados en platicar con sus propios amigos.

—Debería empezar quién propuso el juego —propuso Izumo Kamiki, hablando con voz fuerte y que no dejaba lugar a reclamos.

—Bien, bien —Renzo Shima habló—No piensen que seré amable con nadie.

Un silencio sepulcral invadió a los participantes, quienes, miraron expectantes cómo los ojos rosas, empezaban a pasearse entre los jugadores, deteniéndose en intervalos de tiempo en personas al azar con la intención de aumentar la tensión entre sus amigos, si bien, el juego debía de subir la intensidad de nivel con el tiempo, Shima debía marcar con qué clase de nivel se estaba empezando.

¿Verdad o Reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora