cero

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—Estás demente, Murdoc —repitió por décima vez el peliazul.— Estás demente, maldición...

—Stuart, ¿¡Podrías hacerme el favor de callarte de una vez!? —2D suspiró, limpió su rostro de la saliva de Murdoc y volvió a jugar con sus dedos.

Plastic Beach era un lugar desolado y melancólico, la falta de comunicación afectaba a Stuart.

Hace días que él y Murdoc no hablaban, la única razón por la que intercambiaban palabras en ese instante, era el reciente secuestro de "colaboradores". Dents estaba seguro de que aquello no era legal, no podía hacer tal cosa, por dios.

—Murdoc, solo digo que esto no es correcto. —Murdoc frunció más el ceño, si eso era posible, y musitó algo imposible de entender.— Solo eso.

—Stuart, esto es por el bien de ambos, lo sabes, ¿verdad? —allí estaba de nuevo, ese tono manipulador...

—Claro que sí, Mudz... Pero por el bien de ambos, no deberías tener más problemas legales... —el bajista volvió a bufar.— ¿Quieres volver a la cárcel?

Se formó un silencio incómodo.

—Al menos allí conseguiría algo de acción —un balbuceo entre dientes haciendo saltar al chico.

Ese tema de nuevo. Logró recordar porque habían dejado de hablar en un principio.

—No empieces, eres un sucio, no te dejaré hacer algo así...

—¿¡Sabe-Sabes cuánto tiempo estuve comiendo piñas como desayuno, almuerzo y cena!? —el rostro del peliazul tomó un color rojizo al instante.— Solo porque pensé que te agradaría...

—¿Por qué no puedes entenderlo? —Murdoc desvío su mirada, sus palabras sonaban tan rudas.— Lo nuestro terminó y nunca volverá a ser lo de antes, lo arruinaste. Arruinaste todo.

—Sí, ya entendí. No necesitas ser tan duro... —el azabache se levantó algo molesto y se marchó del lugar.— Idiota.

El sonido del ascensor, hizo que Stuart comprendiera que había sido demasiado rudo con él. Suspiró y frotó sus sienes, solo quería dormir y olvidar que estaba allí, olvidar al cetáceo, olvidar a Murdoc, olvidar por un momento que era famoso, volver a la feria de su padre y vivir como un ciudadano común y corriente. Bueno, quitando las abolladuras y el cabello azul, obviamente.

Se sentía mal, y no como esas veces en las que sabía que no era su culpa, pero aún así el tono de voz que usaba el bajista lo obligaba a sentirse de ese modo. Esta vez, era genuino. Había arruinado la posibilidad de volver a dialogar de manera normal con Murdoc, esta vez él había arruinado todo.

Y lo de las piñas, joder. Ahora comprendía porque había tantas de esas frutas en el edificio.

si me dan ganas lo hago fic, idk

pinneaple; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora