Encerrado

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Caminaba por el bosque una tarde de otoño, me encantaba distraerme con la naturaleza, el aire fresco llenaba mis pulmones. Buscaba la manera de despejar mi mente de los problemas que me molestaban. Me aventure en lo más profundo del bosque, donde los árboles se reunían a conversar.

Sentía como si hubiera entrando en un cuento de hadas, el bosque había cambiado rotundamente, los árboles se imponían como columnas de castillos y las aves cantaban su canto magistral. Me dejé llevar por la belleza del nuevo mundo que había descubierto, nunca imaginé que dentro de tan tétrico bosque se escondía un mundo encantado. Caminé hasta llegar al lago, una fría brisa tocó mi cuello, mis vellos se erizaron. Miré hacia atrás, vi a una chica de vestido blanco parada tras mío. Su piel era blanca como la nieve, estaba descalza y en su cabello llevaba un flor. Me reincorpore y le sonreí, ella me sonrío como un gesto de saludo, se acercó a mí y tomó mi mano.

Me llevó hacia la orilla del lago, nunca habló, sus pies tocaron el agua fría; ella me miró y dijo:

'' Tus problemas se terminaran, solo debes tocar el agua''- al oír sus palabras, me quité los zapatos, cerré mis ojos, y con mis pies descalzos toque el agua.

He tenido el mismo sueño por quince años, estar encerrado me ha hecho bien toda mi vida. 

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