-No puedo creer que he sobrevivido hasta ahora con tan poco, y el único trabajo en el que me aceptaron, ¡cierra!, Si no consigo dinero pronto, ¡voy a terminar viviendo el la calle!-gritaba, sin escuchar los golpes que daba mi vecino en la delgada pared por mis gritos.-
Busqué entre todas mis cosas algo que empeñar o vender a un precio razonable, pero, ¿que tendría en realidad? Como soñadora me fui de mi país natal ya que quería comenzar de nuevo y aquí estoy, escarbando entre mi basura, a ver si encuentro un milagroso anillo de unos 10 quilates que me saque de mi desesperación.
Suspiré y me tire encima de una pila de ropa sucia, pensando en que tan mal terminaría si me devuelvo a mi país, pero un golpeteo me saco de mis pensamientos. Fui hacía la puerta, tome el diario del piso y me dirigí a leerlo en un hueco que dejé vacío del sillón."Niño cae de una gran altura y sale ileso"
"Gran escándalo de político y su amante"-Pura basura- pensé para mis adentros. Seguí leyendo y descubrí un anuncio pequeño en la esquina de la tercera página que me llamo bastante la atención.
"Gane más $6000 en tan solo 2 meses"
"
“La Casona de Colette, una estadía tranquila y limpia, ubicada en Brighton, Church Hill”Aunque me pareció extraño que no dieran una dirección exacta, y que no explicaran qué se tenía que hacer para conseguir el dinero, pero dejé nacer una sonrisa y me imaginé qué podría hacer con tanto dinero, pero antes de emocionarme más, me decidí a buscar mi mejor ropa y ordenarla ya que mañana mismo me dirigiría allí.
Por la emoción no pude dormir mucho, pero igualmente amanecí alegre ya que en mi cabeza creía que todos mis problemas desaparecerían. Me puse mi mejor vestimenta y fui en un taxi hacía donde indicaba el anuncio del diario.
Estaba en frente de un gran edificio gris, con ventanas polarizadas y una gran puerta con una rejilla para mirar hacía adentro y en vez de un picaporte tenía una cerradura. Aunque daba algo de miedo desde fuera, sentía que no debía juzgar sin saber, y sin pensar mucho, toqué la puerta.
Pasaron unos segundos y por la rejilla se vieron unos ojos grandes con venas rojas, parecía que no había dormido en días, aunque decidí ignorarlo y con la voz un tanto temblorosa dije, -Hola, vine por el anuncio que salió en el periódico, soy voluntaria, mi nombre es--, Antes de que pudiera terminar de presentarme, esa persona abrió las dos puertas de golpe empujándome rápidamente hacía adentro de la sala de espera.
Lo primero en lo que me fijé fue en un mesón que parecía una recepción, aunque no hubiera nadie allí. En esa habitación habían unas sillas que me da la impresión que anteriormente fueron blancas, y unas plantas secas de color café.Seguí con mi criterio de no juzgar como serán las pruebas con solo ver el interior de ese lugar, aunque me estaba dando mala espina que no se tomaran el tiempo de barrer un poco el piso. Por último miré a la persona que me abrió la puerta, era un hombre grande y obeso, con hombros anchos y brazos peludos, sus ojos seguían muy abiertos y no tenia cabello, simplemente unas cejas muy gruesas y negras, además de que su piel era morena y estaba bastante manchado con lo que parecía ser aceite. Eso si que me asustó, no quería seguir mirándolo pero el no dejaba de mirarme a mi, así que me resigne a desviar la mirada, pero cuando lo había hecho el estaba caminando enfrente de mi hacía un pasillo amplio sin decoración alguna, solo unas puertas que por más que las veía tenia un nudo en el estomago de un mal presentimiento.
Mirando al piso solo trataba de pensar en el dinero fácil que ganaría con eso, lo que podría comprar, a los fantásticos lugares que iría luego de todo este mal momento, y espero que solo sea un mal recuerdo esto, para salir de deudas y demás.
El hombre se detuvo de golpe y abrió una puerta para luego mirarme sin expresión alguna en la cara. Luego de unos segundos esperando que me golpeara o algo, noté que solo quería que entrará y me relajé un poco, ya que en la habitación que estaba ahora era completamente pulcro y ordenado, los cuadros que colgaban eran tan hermosos que fue lo primero que llamo mi atención, además de las estanterías y plantas muy verdes a comparación de las de la primera habitación.
Pensé que la habitación estaba sola, pero cuando el hombre que me acompañaba cerro la puerta con fuerza, un hombre joven y delgado salió de la sombra de la puerta que estaba antes abierta, y por instinto, al escuchar su voz pegué un pequeño salto por la sorpresa, pero al notar de apariencia limpia y ordenada me calmé, ya que el otro hombre que me había acompañado hasta allí me había dado mal sabor de boca.
Este hombre se sentó algo incomodo en su silla, y me indicó que me sentada en una de las sillas que extrañamente el respaldo y la almohadilla para sentarse estaban cubiertas con un papel de plástico, pero no quería dar mala impresión así que solo me senté y lo miré esperando a que me dijera algo sobre el anuncio, pero como no dijo nada yo comencé a hablar.
-Vi el anuncio que pusieron en el diario, y quería ofrecerme voluntaria ya que necesito el dinero. Me llamo-, No alcancé a presentarme, otra vez, ya que ese hombre con una gran sonrisa en su rostro me interrumpió diciendo, -¡Claro que si! Aceptada, comenzarás ahora, ¿te molesta?, ¡claro que no debería! Vamos, acompáñame.-, dijo sin esperar a que contestara, para luego levantarse e ir hacia la puerta, -Señor, ¿acaso no le interesa mi nombre? Eso es algo descortés, ¿sabe eso?-, siguió caminando. Lo seguí, y tome su brazo, pero cuando se volvió hacía a mi, se me heló la sangre. Sus pupilas se achicaron y sus dientes estaban apretados, pareciese que en cualquier momento iba a arrancarme un pedazo de mi mejilla con sus dientes. Rápidamente lo solté y de un segundo a otro su cara cambió a una totalmente alegre y cálida, como si no hubiese hecho nada malo ni espeluznante.
Por mientras que lo seguía, pude notar que caminaba muy erguido, que le daba asco que lo toquen o que algo se acerque a su espacio personas y que es algo misofóbico, ya que tenía un papel plástico. Interrumpió mis pensamientos. -¡Pero bueno! Que callada estas, creo que te contaré un poco sobre lo que haremos aquí.
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Jamás Saldrás.
HorrorUna chica pierde su trabajo, y buscando entre sus cosas encontró un anuncio en el periódico que la ayudaría en sus problemas, o más bien los empeoraría.