Maratón 3/10: Así me gustan, posesivos

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Después de tomar toda su malteada, fueron al centro comercial.

Y entraron a todas las tiendas que quería el cobrizo. Por su cabeza entró una idea, sobre hacer un poco sufrir a Harry.

Pero la pregunta era: ¿cómo?

Hasta que se le ocurrió el plan perfecto.

Así que en cada una de las tiendas de las que entró, se fijaba sí los cajeros eran chicos, y sí lo eran –cosa que no ha pasado hasta ahora– coquetearía con ellos.

Cabe la casualidad que en una de las tiendas de ropa de chica a la que entró, el cajero era un hombre.

Eligió faldas, medias altas, ligeros, blusas cortas, y hasta bragas. Cuando iba hacía la caja, empezó a mover las caderas excesivamente. A lo que llamó la atención del cajero, de tal nombre Cameron Tanner.

—Hola hermoso, ¿como te puedo ayudar?— preguntó poniendo cara de coqueto.

Harry mentiría sí dijera que no está acostumbrado a ese tipos de tratos a Louis, pero siempre encendían su parte celosa.

—No lo se, que tal ¿dándome tu número de teléfono?— preguntó Louis, guiñándole un ojo.

Eso realmente sí sorprendió a Harry, ¿su novio devolviéndole ese tipo de trato a las personas? Debía ser una broma. Y una de muy mal gusto.

—No estaría nada mal— dijo devolviendo el guiño. A lo que Louis solo sonrió. Harry solo envolvió sus brazos por la cintura de Louis.

Como sea, el de cabello color rubio cenizo, cobró las cosas, y la caja registradora marcó la cantidad de dinero que se tenía que pagar.

—Son 236 dólares, por favor— dijo Cameron.

—Yo pagaré, mi amor— dijo Harry, dándole un casto beso en los labios al oji-azul, dándole algunos billetes al rubio cenizo que los veía asombrado desde el otro lado del mostrador.

—S-su cambio, señor— dijo una vez que introdujo el dinero a la caja registradora.

—Gracias, por cierto té encuentro volviendo a ver así a mi novio de esa manera, y te juro que no vives para contarlo— dijo con una sonrisa, y salió de la tienda jalando a Louis del brazo.

Una vez que ya estaban afuera, el cobrizo se abalanzó a los brazos de Harry y este lo abrazó por la cintura.

Así me gustan, posesivos— dijo Louis en un ronroneo, cerca del oído del rizado.

—Aun así no te salvaras de tu castigo llegando a casa, bebé— dijo ahora el oji-verde, mordiendo el lóbulo de la oreja ajena. A lo que Louis soltó un jadeo.

—No puedo esperar, papi— dijo el cobrizo.

"You look so good in pink" [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora