Frank Garnes

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La primavera había llegado, tenia un nuevo trabajo, el cual me mantenía el doble de ocupada, había decidido dejar la escuela y dedicarme algún tiempo solamente a mi y dejar de pensar en el y hasta ahora me ha funcionado.

Me aliste para el trabajo, me puse el horrible moño que requería el uniforme y me maquille demasiado natural. Salí del departamento y camine algunos minutos para llegar al restaurante en el que trabajo a diario, tome las cartas del menú comenzando a  ofrecerlas por las mesas que esperaban ser atendidas.

La noche transcurría de lo mas normal, mi turno estaba por terminar.

Pase por una mesa en donde había una linda pareja, no pude evitar sonreír pensando que hace un tiempo el y yo estuvimos en este mismo restaurante cenando por nuestro tercer aniversario de noviazgo.

Su nombre es Frank Ramirez Garnes, moreno, alto, delgado, un chico con sentido del humor y hermosa sonrisa, detallista, romántico, el joven que era "el amor de mi vida"

"¡Estoy harto de ti y tus malditos celos!"

"¡Si no confías en mi termina esto y ya!"

Mis malditos celos y mi inseguridad habían hecho ruinas la relación mas linda y duradera que he tenido hasta ahora, había cansado a Frank de mis berrinches y mis constantes reclamos por invenciones mías.

"¿Puede tomar nuestra orden?" Hablo uno de los novios sacándome de mis pensamientos.

"Claro, disculpe" Les sonreí avergonzada y tome su orden.

Al cabo de algunos minutos llevaba la orden de la pareja directo a su mesa, se las entregue con una sonrisa y los deje comer.

Diez malditos minutos y terminaba mi turno, seguía tomando las ordenes de las mesas, de todas las malditas personas que pudieron entrar por la puerta principal, el destino me ha hecho una mala jugada trayendo de nuevo a mi a Frank.

Entro con una chica, era de piel morena, tenia el cabello lacio y ojos verdes, definitivamente era hermosa, tenia una linda sonrisa, tomaba su mano mas que complacida, Frank la hacia reír con su propia risa escandalosa, esa que tanto extrañaba escuchar,

Como lo marcaban mis reglas tenia que ir hacia ellos y guiarlos hasta su mesa, atenderlos y cuidar que nada les hiciera falta.

Maldita sea.

Camine hasta ellos, les di las buenas noches tratando de disimular mi falsa sonrisa, Frank al verme se tenso y tomo aun mas fuerte la mano de su acompañante quien nos miraba extrañada.

Los lleve hasta la mesa que tenían reservada, les mostré la carta y espere a que decidieran.

"Quiero algo de macarrones con picante" La chica de Frank me miro sonriendo mientras yo anotaba en la orden.

"Amber, el doctor ha dicho que no puedes comer picante" Frank la miro seriamente "Tráeme algo de carne y sopa seca" Lo mire y asentí anotando.

"No creo que le haga daño al bebe" Amber noto mi mirada sobre la de su pareja "¿No piensas irte ya?" Me miro y dijo esto en tono seco.

Asentí sin poder decir algo y fui hasta la cocina dejando la orden de Frank.

Cuatro malditos minutos.

Al estar la orden lista la lleve directamente a su mesa, sonreí falsamente y me aleje de ahí lo mas rápido posible.

Los miraba desde la ventana de la cocina, Frank se veía mas que feliz, reían juntos, el tomaba su mano por encima de la mesa y dejaba de vez en cuando un beso en ella.

Habia terminado mi turno, pero no podía irme hasta que el ultimo cliente de mis mesas atendidas se fuera.

Me acerque a ellos sonriendo.

"¿Les hace falta algo?" Pregunte a ambos en tono amable

"Frank, cariño ¿esta bien algo de postre para el pequeño? Frank sonrió ampliamente asintiendo y Amber daba pequeñas caricias a su vientre.

Me controle evitando salir de ahí llorando y culpándome de nuevo por haberlo dejado ir, todo esto era tan doloroso, en unos minutos mi esfuerzo de años por olvidarlo se había ido a la basura.

Les lleve el postre, después camine hacia el baño, me remoje la cara ignorando que mi maquillaje se arruinara y me mire al espejo.

¿por que el mundo es tan pequeño?

¿por que el ahora es feliz y yo aun no lo puedo superar?

Acomode mi cabello y salí del baño,para mi mala suerte Frank salia igual del baño.

Lo mire tristemente, a nada de rendirme y llorar suplicando su perdón.

No podía hacer eso, no ahora que espera un bebe, no ahora que el era feliz y mucho menos en un restaurante.

"Vaya sorpresa encontrarte aquí" Frank rasco su nuca incomodo

"Nunca lo hubiera pensado" Me encoji de hombros restandole importancia

"Hace tanto no te veía" Sonrió nostalgicamente "¿Como has estado?" 

"Bien,he estado trabajando y leyendo algunos libros ¿como has estado tu?" Trataba de sonar natural y no nerviosa.

" Trabajando" Me miro y soltó una pequeña risa. "Pareciera broma que hace años estuve aquí contigo, festejando tres años" 

"Vamos ¿por que piensas en eso? ahora tienes algo mejor" Sonreí de lado

"Debo admitir que Amber es genial, pero creo que tu y yo pudimos haber llegado a donde estoy ahora con Amber" Suspiro.

"No lo creo" Respondí cortante. "¿la has traído aquí a propósito? ¿te estas burlando de mi?"

"Para nada, es solo que después de tres años este restaurante me sigue pareciendo lindo aunque me traiga malos recuerdos"

"¿te puedo preguntar algo?" lo mire intimidada por su seria expresión.

"Adelante"

"¿Esperan niño o niña?" pregunte con curiosidad.

"Aun no lo sabemos, pero yo espero que sea niña" Me sonrió mostrando sus dientes, le devolví la sonrisa. "¿Recuerdas como llamaríamos a nuestra hija?" 

"Elizabeth" Mi labio inferior comenzaba a temblar, eso era señal de que no tardaba en llorar.

"He hablado con Amber acerca del nombre y si es niña se llamara Elizabeth, al fin y al cabo tuvimos tres lindos años y había que recordarlo con algo" Tomo mi mano, estaba demasiado nervioso. "Me tengo que ir ___, me ha dado gusto verte" Beso mi mejilla como despedida y se marcho, pago la cuenta, le tendió la mano a Amber para ayudarla a levantarse y se fueron.

Regrese a mi departamento, me quite los zapatos y el uniforme, encendí la televisión, me tire en el sofá y comía galletas.

El tiempo de superarlo había llegado, el ahora era feliz, tenia una linda pareja, esperaban un bebe, era el momento de dejarlo ir definitivamente y continuar mi vida, al fin y acabo el ya no me amaba.


Y o u t u b e r sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora