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La inteligencia me dejó varado, y no conozco mi camino, mi destino, y empiezo a dudar de quién soy.

Se puede vivir una vida sin amor?

Y espero una respuesta constructiva, ya que, si no, habrá sido en vana la pregunta. Y no, no se puede vivir sin amor, pero es de no creer, yo he vivido sin el.

La inteligencia a ayudado un poco, con ella trajo a la rechazable soledad, se abrió sus puertas, y hasta el día de hoy nunca las pude cerrar.

Es qué, el amor se ha exiliado de mí de chico, y no sólo el de cierto sentido, si no también, el familiar.

Algo tan natural como el saber era tan juzgado en mi época, por aquellos que no triunfaban y querían hacer valer sus mediocres caras.

Quién diría, el diferente es el que siempre es acusado, atacado, por lo que es, qué hace, y quién puede llegar a ser. Por eso la indiferencia llegó sin haberla planeado, sólo por ser capaz y especial, por lograr algo que los demás quieren pisar… Por ser, inteligente.

Ahora ya fuera de juventud, un genio, sin querer alagarme, un científico sin necesidad de explicar mi descubrimiento, un solitario con esas ganas de pequeño, de ser amado, un loco por los crucigramas, que antes de tu parpadear ya está acabado.

Pero qué gano siendo inteligente e importante en lo que hago, siendo rebajado por personas que no valoran mi inteligencia que me costó mucho sobrellevar estos años.

Si mis máquinas son mis únicas compañías, y mi locura compulsiva de creer cambiar al mundo es lo que me mantenga en pie, debo dejar huella y hacerles entender, que lo imposible dicho lo hice posible con el creer, y el poder.

=AT=

El anochecer de las palabras. -2/3-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora